En ocasiones se cree que cuanto más complicado o enrevesado la obra de arte cuenta con mayor valor, pero lejos de ser así, el artista alemán Andreas Nitschke demuestra que la sencillez puede llegar a ser igual de perturbadora. Al menos respecto a sus collages, que con la superposición de unas simples instantáneas logra dar forma a unas imágenes cargadas de fuerza, que inquietan al público a simple vista por su crudeza y por la realidad que trata de reflejar.

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Nitschke ha hecho de las tijeras y el pegamento sus herramientas de trabajo, con las que se ha labrado un nombre mereciéndose el destacado hueco que ocupa en el mundo del arte. Su particular forma de mostrar su visión del mundo puede llevar a romper los esquemas del más puritano, ya que los elementos que utiliza para componer sus creaciones pueden llegar a escandalizar a muchos, pero conquistándole a la vez. Caras, manos, bocas, ojos y piernas cercenadas de sus cuerpos se combinan partes de animales, elementos gráficos varios y fotografías a blanco y negro que dotan a sus radicales obras de una estética transgresora de lo más kitsch.

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En palabras del propio Andreas Nitschke: “Hacer collages significa para mí un muy elemental proceso creativo de deconstrucción y construcción. El collage sigue un método de producción muy comprensible y fácil, al menos así es para mí al hacerlo de forma analógica, y pueden ser realizadas de forma muy rápida, diferenciándose de todo lo tecnológico y digitalizado del mundo de hoy. Su minimalismo parece simple y son más efectivos por esa misma razón”, recoge en su página web Anormalmag.

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