Medios de comunicación, ilustraciones para editoriales, festivales, carteles y carátulas de discos, todos quieren contar con la colaboración de esta artista valenciana. Preparando la cuarta edición de su libro Qué hacer cuando en la pantalla aparece The End, con otro recién publicado y otro, que veremos el próximo marzo, Paula Bonet es una ilustradora todo terreno que ha sabido adaptar sus trabajos a las exigencias del momento. Con más de 200.000 seguidores en Facebook y sobre pasando los 11 mil followers en Twitter, Paula se ha convertido en la ilustradora estrella, consiguiendo acercar al público eso que se llama ilustración.

Un retrato íntimo que cuenta historias que pudieron ser y no serán, mil maneras de ser Paula y mil Paulas que ayudan a esta artista a encontrar ése espacio en el que eres capaz de controlarlo todo. Un espacio que, gracias a él, seguro que ya ha encontrado el qué hacer cuando en la pantalla aparece The End, por eso y por mucho más, hoy MalaTinta habla con Paula Bonet.

Para aquellos que aún no lo sepan ¿Quién es Paula Bonet?

Uah! Qué complicado es presentarse a uno mismo! Soy una pintora que hace unos cuatro años cambió por azar los óleos por el grafito.

El pattern de MalaTinta de este mes está diseñado por ti, ¿qué quisiste reflejar en él?

Considero que es una imagen que podría definir muy bien mi trabajo de los últimos dos años. Es una maraña de hilos que puede leerse de modo abstracto o verse como trozos de pelo enredados entre sí.

¿Qué se siente al ser considerada una de las mejores ilustradoras de España?

Yo no considero que sea una de las mejores ilustradoras, así que leerlo es algo bastante extraño para mí.

©Paula Bonet

Durante el 2013 y hasta febrero de este mismo año estuvo tu obra en la exposición ‘El color del optimismo’, en la embajada española en Berlín, ¿qué sentiste cuando descolgaste el teléfono y te dijeron que formabas parte de ella?

Fue una noticia que me alegró muchísimo, estar en una exposición al lado de nombres como Paco Roca, Ricardo Cavolo o Conrad Roset es algo que me ilusionó especialmente. Y más si era Berlín y si, además se me encargaba el cartel. A partir de aquella exposición pasé a formar parte del equipo de ilustradores de Gunter Gallery, así que la buena noticia fue doble.

Si te preguntara de qué te arrepientes, ¿qué me contestarías?

Quizás de no haber dejado antes los trabajos que tenía y la ciudad en la que vivía para mudarme a Barcelona y centrarme en mi proyecto como ilustradora. Pero también es cierto que, tal vez, antes no era un buen momento.

Cada vez que te enfrentas al papel en blanco, ¿qué se te pasa por la cabeza?

Que tengo un compromiso conmigo misma, y que ahora que ya he encontrado un estilo no puedo dejar que se estanque, tengo que estar en continua búsqueda.

¿Piensas que las técnicas más tradiciones de la pintura se están quedando obsoletas frente a la ilustración?

No lo pienso, creo que la ilustración es más visible porque se ha convertido en una moda, pero que como todas las modas dejará de estar en el lugar que ahora mismo ocupa.

'Razón, aquí' - ©Paula Bonet
‘Razón, aquí’ – ©Paula Bonet

¿Por qué decidiste dedicarte a la ilustración y dejar en el banquillo la pintura?

Por azar. No lo decidí, empecé a dibujar de modo paralelo a mi proyecto pictórico y llegó un momento en el que uno desbancó al otro. Dedicaba mucho más tiempo al dibujo, me daba más alegrías (en muy poco tiempo me invitaron a la Shakespeare and Company de París para exponer mis dibujos y también a participar en un programa cultural del Canal 33 que le dedicaban al músico Mazoni), y era mucho más cómodo y barato dibujar que mantener un estudio de pintura. Con una habitación y una mesa tenía suficiente.

¿Cómo es la vida del artista?

La vida que tengo ahora mismo -que no sé si se considera «vida de un artista»- es bastante caótica y muy intensa, sobre todo profesionalmente. Tengo muy poco tiempo para mí y eso es algo que ahora mismo estoy intentando cambiar.

Acuarelas, bolígrafo y enormes murales. ¿Qué te queda?, ¿volverías al mundo de la paleta y el pincel?

Sí, volvería! Creo que ahora, después del aprendizaje de los últimos cuatro años, mi obra pictórica sería bastante distinta a la de antes, para mí tendría más valor, creo que sería más compleja.

La gran mayoría de tus ilustraciones van acompañadas de su pareja perfecta, la tipografía. ¿Crees que ayuda al público a entender el significado de la obra?

No sé si ayuda a entenderlo: que el espectador sepa exactamente qué es lo que yo quiero contar no es mi objetivo, prefiero que lo interprete. Muchas veces los textos son bastante abstractos, están descontextualizados, quizás dan pistas para que cada espectador lleve el significado a su terreno.

En tus obras siempre hay una protagonista clara: la mujer, ¿qué te ofrece el retrato femenino?

Durante un tiempo me ha ofrecido muchísimo, mis primeros dibujos surgieron de una necesidad personal de comunicarme con alguien en concreto y eran absolutamente autobiográficos pero hace un tiempo que estoy dejando de lado el protagonismo de la mujer en mi trabajo, creo que ahora necesito hablar de otras cosas.

Festival de Mediometrajes La Cabina y 3000 carteles con una chica y un conejo blanco por sombrero provocaron que publicaras en tu página de Facebook: «Por favor, si queréis uno de los carteles esperad a que acabe el festival». ¿Qué se te pasó por la cabeza cuando te enteraste? ¿Fue el inicio del fenómeno Paula Bonet?

Fue una situación que no llevé nada bien. Pienso sinceramente que la notica se sacó de contexto y se convirtió en algo que no era. No creo que fuera el inicio de todo lo que me está sucediendo.

– Just get out – ©Paula Bonet

‘Qué hacer cuando en la pantalla aparece The End’, 200 páginas escritas e ilustradas íntegramente por ti, ¿qué se siente cuando ves que por fin se reconoce tu trabajo como artista?

El sólo hecho de poder publicar un libro de las características del The End es un regalo. Cuando Lunwerg me contactó y me contó qué era lo que quería hacer me emocioné muchísimo. Disfruté mucho del proceso, trabajé en él durante un año y ver cómo crecía e iba cogiendo forma fue una experiencia que no olvidaré.

Lo que no podía imaginar era la buena acogida que ha tenido. Estamos a punto de hacer la cuarta edición después de haber publicado ya 17.000 ejemplares. Es increíble.

«Finales que llegan repentinamente, sin avisar, que nos parten en dos mitades….Un día nos despertamos y sentimos el vacío: en la pantalla aparece THE END y decidimos empezar otra historia. Una en la que nunca tengamos que fingir que no nos conocemos.», pero… ¿ya no existen los finales de princesas?

Supongo que habrá gente que pensará que sí que existen. Yo creo que la vida es mucho más dura y complicada de lo que nos han hecho creer.

Lo definiste como un trabajo «catártico», lleno de personas a las que no quieres olvidar, ¿el arte es terapia u olvido?

El arte puede ser terapia, puede ser olvido, y puede ser muchísimas cosas más. El The End fue catártico, pero ahora mismo estoy trabajando en otro proyecto editorial muy alejado de la catarsis: es un simple homenaje a un director de cine que admiro mucho, una revisión de parte de su obra a través de la ilustración.

El objetivo del proyecto es totalmente distinto al del The End, y el proceso, el contenido, la manera de enfocarlo todo, completamente opuesta.

El próximo mes de marzo publicarás 813, un libro sobre el cineasta francés François Truffaut, escrito y dibujado a caballo entre París y Barcelona, ¿qué más nos puedes contar sobre este último proyecto?

Es un proyecto editorial que homenajea y analiza al realizador y a una parte de su filmografía. Me he basado en los triángulos y son estos los que establecen la estructura y deciden el contenido del libro.

El pasado marzo te vimos en Gunter Gallery, ya que junto a Mad is Mad organizaste tu primera exposición individual en la capital madrileña para presentar 40 de tus obras de tu libro ‘Qué hacer cuando en la pantalla aparece THE END’. ¿Te volveremos a ver por Madrid?

Sí! Voy a colaborar en un proyecto con Down Madrid, a partir de diciembre creo que cogeré algunos aves.

Volveré en marzo para presentar 813.

Antoine Doinel", una de las ilustraciones de "813" - ©Paula Bonet
Antoine Doinel», una de las ilustraciones de «813» – ©Paula Bonet

 Si tu vida fuera a son de una canción ¿cuál sería?

‘Hackensack’, de Fountains of Wayne.

¿Qué queda de esa Paula que hacía garabatos en su pupitre?

Espero que quede mucho!

¿Qué consejo darías a todos aquellos artistas o chavales que empiezan en el mundo del arte y la ilustración?

Que trabajen duro, que busquen inspiración en disciplinas distintas a las suyas, que sean honestos con su proyecto y que sean insistentes.

©Paula Bonet
©Paula Bonet