Los últimos lanzamientos de YSL Beauty y Dior invaden las “millas de oro” de las ciudades más top del momento
“Ahora sé que el encuentro más importante de la vida es el encuentro con uno mismo”. Esta frase de Yves Saint Laurent inspira el nuevo lanzamiento de la casa francesa YSL Beauty: MYSLF.


La fiesta de lanzamiento de la nueva fragancia masculina tuvo lugar en La Caserne, en el corazón de la capital parisina, en presencia del actor y cantante Austin Butler, su embajador mundial. En un ambiente de club nocturno y una puesta en escena a modo de inmersión en los códigos de la marca, el evento contó con sesiones de DJ a cargo de Clara 3000 y Honey Djion. También, con un espectáculo de Ishmaël, la voz de la banda sonora de la campaña. De esta manera, la fiesta se convirtió en el evento más atrevido y sin complejos durante la última Semana de la Moda de París.
Además. en España, la nueva fragancia desembarcó con una gran presencia primero en Madrid y posteriormente, en Barcelona. MYSLF es una declaración contundente sobre amar a nuestro verdadero yo y abrir el camino a una nueva representación de la masculinidad, cuentan de la casa.

De nuevo en Madrid, en la Milla de Oro, la calle Serrano se vistió de gala (o mejor dicho, de oro). El motivo, la inauguración del pop up que Dior ha instalado para presentar su nuevo perfume L’Or de J’adore, hasta 7 de octubre. Este pop up es el único espacio efímero de J’adore en el mundo.

El dorado fue el protagonista en la fiesta en la explanada de El Corte Inglés, con la noche como telón de fondo. Unos inesperados fuegos artificiales iluminaron el cielo de la capital con oro líquido.


Lógicamente, el pop up está dominado por la imagen de la actriz Charlize Theron, embajadora de J’adore desde 2004. Pero la atracción principal de este espacio efímero, es la obra del artista digital Refik Anadol. Ha transformado la magia floral de J’adore en una imagen sensorial y atractiva. El resultado es un sueño hipnotizante de oro y flores que se reproduce sin fin sobre una pantalla de 6 metros. Metamorfoseado, el ramillete floral de J’adore se transmuta en una experiencia sensorial abstracta, única y poética.
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