Nunca es mala idea teñir de colorido el carácter grisáceo que tanto define no sólo al entono urbano sino también a la intolerancia y la intransigencia. La riqueza cromática es siempre bienvenida para animar el espíritu y así lo hace durante esta semana en la que se festeja el Orgullo LGTB, una fecha que siempre inunda de color las calles gracias al símbolo multicolor que siempre la acompaña. No hay cartel, encuentro o cita que pretenda reivindicar la diversidad que pueda permanecer ajeno al contagio de la energía de la gama cromática del arcoíris.
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La bandera LGTB ondeó por primera vez en el Festival del orgullo de San Francisco, el 25 de junio de 1978. Fue idea del artista y activista por los derechos civiles Gilbert Baker, amigo del político y activista Harvey Milk. La elección de ocho colores para esta bandera tiene una simbología especial ya que cada uno de ellos expresa un valor distinto, muy acordes con la reivindicación que emana de ella: rosa (sexualidad) rojo (vida), naranja (salud), amarillo (luz del sol), verde (naturaleza), azul turquesa (arte), índigo (serenidad) y violeta (espíritu). Sin embargo, dada la dificultad para su impresión industrializada, este símbolo se ha readaptó en 1979 hasta los seis colores actuales al desaparecer el rosa y turquesa.
Especialista en diseño de banderas y ganador del concurso convocado por el Cómite Organizador del ‘San Francisco Gay Pride’, Baker se inspiró en Judy Garland y su inseparable ‘Over the Rainbow’ para crear una bandera que, puesto que carece de derechos en su diseño original, hace que pueda ser utilizada y reconocida como símbolo de la diversidad en todo el mundo.
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Y así se ha hecho desde los años setenta. Cuatro décadas después, la bandera arcoíris es identificada con la reivindicación de los derechos del colectivo LGTB, una demanda que año tras año cobra más sentido aún dada la negativa de ciertos países y sectores a reflejar en sus leyes la igualdad y libertad por la que velan los Derechos Humanos. Basta recordar ejemplos tan actuales como la reciente ley contra la homosexualidad aprobada en Uganda o la prohibición de la ‘propaganda’ gay en Rusia.
Precisamente por este intolerante motivo, Putin se convirtió en afamado protagonista de varias campañas que denunciaron su sesgo a las libertades. Varios colectivos de artistas han utilizado su creatividad para hacer una llamada de atención sobre esta agresión a los derechos, como el colectivo de ilustradores que se comprometieron con la diversidad de cara a los Juegos Olímpicos de Invierno de Sochi o la iniciativa puesta en marcha por un equipo de diseñadores bajo el lema #pridepropaganda que denunciaba a través del diseño y transformación de los tradicionales carteles soviéticos sus propuestas a favor de la igualdad con múltiples banderas arcoiris. Ambas campañas fueron ejemplo de cómo el humor y la sátira siempre ha sido un instrumento idóneo para la denuncia social.
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Bajo el lema ‘Nos manifestamos por quienes no pueden’ y dedicado al reconocimiento de los Derechos Humanos LGTB, este sábado el Orgullo 2014 –organizado por el Colectivo LGTB de Madrid, COGAM y la Federación Estatal FELGTB, con la colaboración de la Asociación de Empresas y Profesionales para Gais y Lesbianas de Madrid y su Comunidad, AEGAL- recorrerá una vez más, aunque con recorrido modificado no exento de polémica, las calles de Madrid en su convocatoria estatal para llenar una vez más de colorido la capital a favor de la diversidad.
Y es que este encuentro anual es ejemplo de cómo el diseño se pone al servicio de la reivindicación de la igualdad. Si bien este año ha sido resultado de la creatividad colectiva el cartel que invitará a todos los ciudadanos, independientemente de su orientación sexual, a compartir unos momentos lúdicos y reivindicativos, en otras ocasiones ha contado con la firma de artistas como en 2011 Olga de Dios, recientemente galardonada con el Premio Triángulo de COGAM por su cuento Monstruo Rosa, su primer cuento infantil.
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Comprometida con los valores solidarios, según nos ha contado, ha expresado esta inquietud en cada trabajo: “He colaborado con varias ONGs, con el colectivo LGTB y ahora, como ilustradora, también fomento de estos valores” ya que define su reciente obra como “un cuento sobre el valor de la diferencia y un grito de libertad”. No obstante, compagina la ilustración con el diseño grafico, y prueba de la calidad de su trabajo es que también es autora, fruto de un esfuerzo conjunto, de la imagen corporativa de la FELGTB.
Los ‘carteles pride’ son un verdadero ejemplo multicolor del diseño comprometido. En muchas ocasiones estas creaciones han sido objeto de un concurso de ilustradores, una práctica que se repite a lo largo de todo el mundo. La aprobación de la ley que permite el matrimonio de personas del mismo sexo también ha sido protagonista de muchos de los diseños y campañas puestas en marcha en varios países, como ha ocurrido en diversos estados de EEUU o en Francia, países en los que se ha materializado esta igualitaria ley que en otros lugares prohíben, sesgan o recurren.
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Otros diseñadores ponen en marcha propuestas que aúnan de forma óptima la defensa de los derechos LGTB con la finalidad más ornamental propia de algunos objetos propios de la joyería o la decoración. En este caso, la originalidad, la provocación y la convicción de que manifestar estos valores es un compromiso necesario, son las claves que guían a diseñadores como Rony Tennenbaum y su colección especial de anillos de compromiso y bodas para matrimonios del mismo sexo que pretenden fomentar la visibilidad y la igualdad en el matrimonio, según explica esta firma. Son numerosos los ejemplos de cómo el merchandising también puede contagiarse de este espíritu multicolor.
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No lo dudes, esta semana es la idónea para teñir tu espíritu con el arcoíris de la diversidad.
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