El verano ya está casi aquí. A falta de unas pocas semanas de entrar en el estío anual, el calor ya empieza a hacer de las suyas. Sin embargo, todos somos conscientes que este año va a resultar un verano de lo más inusual. Entre medidas de protección, seguridad y control por parte de las autoridades de este nuestro país, darse un baño en el mar puede resultar toda una odisea. Y si hablamos de la piscina, mucho peor.

Seguramente y debido a este inusual tiempo que vivimos, muchos habrán dado por cancelada la “operación bikini” del 2020. Total, estos cuerpos patrios no van a poder lucirse, mínimo, hasta el verano que viene. Así que, para este mal de muchos, desde Malatinta traemos a una artista que ha triunfado precisamente por salirse del canon estético actual. Todos sabemos que la curva es bella, pero el michelín lo es más.

Desde Londres, Daisy May Collingridge nos ofrece un arte muy poco convencional. Por un lado, su forma de expresar la belleza de la escultura no es por medio de materiales sólidos clásicos. Por otro, sus figuras son una llamada de atención al espectador, en toda regla. Utilizando diferentes tipos de textil, rellenos de algodón, Daisy May Collingridge va creando capas de “piel” para construir sus esculturas humanas. Su aspecto resulta un tanto grotesco, fuera de lo común. Pero si atendemos a su detallismo, el estudio anatómico está presente en cada una de sus figuras.

La intención de Daisy May Collingridge es hacer visible la variedad de cuerpos y cánones de belleza que existen en el mundo. Su visión parte desde aquello que puede resultar más espantoso al ojo humano. Con este choque de “realidad”, la artista inglesa quiere hacer reflexionar al espectador sobre el concepto de aceptación social y abordar conversaciones en profundidad sobre todo tipo de formas humanas.

Así que, si este año la báscula no ha mostrado misericordia contigo, no te preocupes. Daisy May Collingridge nos transmite la belleza de todo tipo de canon estético, profundizando en la necesidad de sentirse aceptado, sin ningún tipo de prejuicio. Al fin y al cabo, la belleza exterior siempre será una manifestación de tu propia belleza interior.