A todos nos encanta desde bien pequeños mancharnos las manos de cera, pero cuando eso se convierte en tu profesión, mola. Color, creatividad y un importante compromiso con los valores que damos a los más pequeños definen la obra de nuestra artista de este mes, Olga de Dios. Una ilustradora todoterreno que desde el principio tuvo claro lo que quería: contar historias que ayudaran a otros a entender mejor al mundo y la sociedad. Un trabajo que gracias a su estilo infantil consigue conectar de una manera sencilla con esas niñas y niños que demandan algo más que una pizarra digital en sus aulas.
Un estilo único e inconfundible y un compromiso con la educación y la diversidad, dan rienda suelta a los personajes con el sello Olga de Dios que, aunque puedan parecer «monstruosos«, en el fondo, son más que adorables. Por esto y por mucho más, hoy, MalaTinta habla con Olga de Dios.
¿Quién es Olga de Dios?
Soy una mujer de 35 años que vive con su novia en el madrileño barrio de Lavapiés.
¿Recuerdas cuando cogiste un lápiz por primera vez?
No tengo el recuerdo de una primera vez, pero sí recuerdo que desde muy joven, dibujar era algo que me apasionaba y a lo que dedicaba mucho tiempo.
Ilustración perteneciente a la obra ‘Monstruo Rosa’ de Olga de Dios editada por Apila Ediciones, 2013
En 2013 ganaste el Premio ‘Apila Primera Impresión’. Haciendo recuento de tu vida profesional y personal, desde ese momento, ¿qué dirías que te aportó conseguirlo?
A nivel profesional el Premio Apila significó para mí la oportunidad de iniciar mi carrera como autora de libros para la infancia. Personalmente ese premio supuso un empujón para lanzarme al vacío y arriesgar por lo que más me gustaba.
Trazos divertidos y colores llamativos dan vida a tu particular imaginario de monstruos, animales y personajes con vida y personalidad propia, ¿Qué te aporta la ilustración infantil en tu trabajo? ¿Por qué decidiste dirigir tu obra en esa línea?
A nivel creativo llevaba tiempo dibujando y creando personajes monstruosos, a nivel personal me surgió la inquietud de generar más referentes. Sentí que era necesario crear nuevas obras para acompañar a la infancia que ofrecieran referentes que yo no encontré de niña. Me apeteció tratar la diversidad desde puntos de vista optimistas, eso lo combiné con mis personajes y el resultado fue Monstruo Rosa, mi primera obra.

¿Piensas que en el mundo del arte, la ilustración es la gran desconocida?
Yo personalmente opino que en nuestro país las disciplinas artísticas están bastante desconsideradas. Hay poco respeto y valoración por el trabajo artístico, tanto a nivel social, económico como académico.
En España, después de ver mis libros, mucha gente me preguntan: ¿ y a qué te dedicas? Sobreentienden que crear libros no es un trabajo.
Dentro del mundo del arte considero que la ilustración va mejorando su posición, aunque sea lentamente. En nuestro país empieza a haber más museos y exposiciones sobre ilustración, en publicidad y en redes sociales cada vez encontramos más ilustración, en las escuelas de arte es una disciplina muy demandada, en las escuelas públicas hay muchas más solicitudes que plazas disponibles para estudiar ilustración. Además, en España se celebran cada vez más exposiciones, ferias y festivales dedicados a la ilustración. Lo que echo en falta es más apoyo institucional a este tipo de iniciativas que son las que generan conciencia, cultura y harían valorar más la profesión en el futuro.
¿Qué hay de ti en cada uno de tus personajes?
Mucho, mi trabajo es bastante visceral. Siento lo que hago como parte de mí y cuando creo un personaje me imagino siempre lo que piensan, lo que sienten y lo que le gustaría decir y hacer. Suena un poco paranoico, pero muchas veces hablo con mis dibujos y me río con ellos.
Desde 2014 tu trabajo se ha dedicado casi exclusivamente a la creación literaria, ¿piensas que se puede vivir de contar historias?
Pienso que cualquier persona debería poder vivir dignamente de su trabajo, siempre que este no perjudique a los demás.
En el caso del sector literario es bastante complicado vivir de crear libros, el porcentaje de beneficio que se destina a las autoras y autores es ínfimo. Creo que la industria del libro necesita reestructurarse, adaptarse a los nuevos medios y valorar más a quienes crean el “producto”.
En un momento en el que el Estado destina 72.5 millones de euros menos a becas y ayudas al estudio y el gasto en libros se reduce casi a la mitad en 4 años, ¿piensas que la situación puede mejorar o la cultura es la gran olvidada?
Creo que tenemos que mejorar muchas cosas, entre otras la conciencia y valoración social por la cultura. Pero es un poco la pescadilla que se muerde la cola. Si no se invierte en educación difícilmente se valorará la cultura, ni se generará capacidad crítica en las siguientes generaciones. En el último año he visitado bastantes colegios públicos presentando mi trabajo y mi profesión a niñas y niños de infantil, he conocido a muchas educadoras y educadores que me han manifestado las dificultades a las que se enfrentan cada día en su trabajo fruto del recorte presupuestario y la falta de medios. Es vergonzoso.
Este año decidiste publicar tu trabajo bajo la licencia Creative Commons, ¿qué te llevó a dar este paso?
Mi último libro ‘Pájaro Amarillo’ lo hice para trasmitir a la infancia lo valores positivos del movimiento de cultura libre y decidí empezar a publicar con licencia cc.
Pretendo diferenciar así claramente mi obra de su explotación comercial. Si te interesa leer mi libro puedes descargarlo libremente en mi página web, si te interesa comprar una edición impresa en papel con tapa dura puedes hacerlo a través de la editorial o las librerías.
Otro de los motivos que me lleva a ceder libremente mi obra es facilitar el trabajo a profesionales de la educación a la hora de compartirlos y trabajar con ellos en sus clases. En mis visitas a colegios muchas educadoras me contaban que ellas habían puesto de su biblioteca personal libros para las aulas, decidí que poniendo a su disposición una versión libre en pdf facilitaba esta labor. Muchas aulas paradójicamente disponen de pizarras digitales pero no de presupuesto para comprar libros.
Permitir la obra derivada de mi trabajo fue motivado por las familias que requieren de adaptaciones de los libros para que sus peques puedan disfrutarlos y que el mercado comercial pocas veces tiene en consideración.
Por ejemplo, una adaptación a pictogramas de uno de mis cuentos es algo que surgió espontáneamente con mi primer libro ‘Monstruo Rosa’, una familia decidió adaptarlo a pictogramas para su peque con autismo y compartirlo en Internet para que otras familias lo disfrutaran, eso es una obra derivada y este tipo de licencias lo contemplan.
‘Monstruo Rosa’, ‘Pájaro Amarillo’, ‘Buscar’ y así, una infinidad de publicaciones que ya han visto la luz con la marca Olga de Dios. Trabajos que han conseguido enseñar valores como el respeto, la diversidad o el cuidado del planeta a los más pequeños ¿piensas que todos los artistas tienen un compromiso con la sociedad?
Yo creo que cualquier ser humano debería sentir un compromiso con su entorno y ser responsable. Cualquier persona se puede convertir en un agente de cambio en su entorno, a la escala que sea. En el caso del arte entre otras cosas lo considero una herramienta de comunicación muy potente y útil para trasmitir valores críticos de cambio y mejora de nuestra sociedad. Creo que tenemos muchos ejemplos de artistas contemporáneos que trabajan en esa línea y llegan a mucha gente.
¿Qué queda de esa Olga de Dios que se manchaba las manos con las temperas?
Yo siento que en esencia soy la misma persona que era de niña. Hago las mismas cosas que son básicamente dibujar e inventar historias. Solo que, ahora, gracias a la educación recibida y a mi dedicación he podido profesionalizar mi trabajo y llegar a más gente.
Para terminar la entrevista nos encantaría saber ¿qué te traes entre manos?
Hago varias cosas al mismo tiempo, compagino siempre el trabajo en mi próximo libro con otras actividades de ilustración. Este año estoy ilustrando los programas de actividades infantiles de La Casa Encendida, el próximo saldrá en septiembre. También colaboro con mis colegas de la Escuela de Arte Diez en proyectos colectivos, acabamos de terminar de ilustrar un calendario solidario y estamos ideando una nueva publicación colectiva.
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