Una de las labores más importantes de los museos y los centros de interpretación de arte es la divulgación del hecho artístico, de la obra de arte. Cada vez es mayor el público que exige nuevas formas de toma de contacto con el mundo del arte y que sean más adaptadas a los tiempos que corren. Pasear por las salas del museo no basta, en muchas ocasiones, para interiorizar el conocimiento de las obras que allí se exponen. Su conocimiento algo más profundo requiere de tiempo, de observación, de captura del detalle, de lectura de información para un primer acercamiento sobre la misma, de asimilación e, incluso, de comparación con el resto de obras que la acompañan en la sala. Todo ello requiere de un proceso lento que, en la mayoría de los casos, requiere varias visitas al centro para poder completar la observación de cada una de sus obras.

Es lógico que el público, cada vez más interesado en el arte, requiera de instrumentos más avanzados para poder disfrutar al máximo de su visita a un museo. La utilización de medios visuales tiene mayor presencia en estos centros. Su puesta en escena sobre aquello que interesa argumentar es muy completa. Si a ello le sumamos el empleo de elementos digitales e incluso la creación de programas que a modo de juego permiten tanto a pequeños como adultos acercarse y divertirse con el arte en sí, se puede decir que la labor de divulgación queda casi perfectamente completada. Y queremos decir casi porque nunca hay nada 100% completo en la vida.

El Museo Thyssen-Bornemisza encabeza una propuesta que va más allá de las salas del propio centro. En el mes de diciembre presentaba Nubla 2, un videojuego que permite una toma de contacto con las obras que el museo exhibe y que está disponible para PlayStation 4. Con esta apuesta el museo permite conocer sus contenidos de una forma gráfica y divertida fuera de las salas del centro. Pero no sólo eso. El juego intenta, además, ser una herramienta de reflexión sobre temas más actuales como la migración, la sociedad de control, el feminismo… pero siempre con el arte como tema principal.

Nubla 2 está interesado en el componente visual, como es lógico, y en el sonoro, gracias a la banda sonora que Miguel Valladares ha creado para el juego. La trama principal gira en torno a M, una ciudad en el centro del mundo donde los Ismos, los protagonistas del juego, deben de intentar localizarla para que el mundo vuelva a recobrar la creatividad que está perdiendo. Esa ciudad no se encuentra en ningún lugar físico: se encuentra más allá del mundo de los sueños. Para ello los Ismos deberán de solucionar los problemas de M uniéndose a un grupo clandestino que pretende una revolución para restaurar la creatividad.

El videojuego adolece de los gráficos de otros juegos de acción de la marca. Su principal interés es hacerlo didáctico para el aprendizaje. La principal novedad de Nubla 2 es el uso de dos personajes simultáneos que hay que controlar a la vez en las pruebas. Y, como es obvio, esas pruebas no son tan sencillas como parecen. Cualquier mínimo error puede hacer al jugador comenzar la partida desde el principio del nivel donde se encuentra. Por lo que aquí es mucho más importante el conocimiento de la obra que la destreza manual del jugador.

Nubla 2 se convierte así en un videojuego para pensar, para reflexionar, para hacer trabajar nuestras neuronas a través del error y el acierto. El Museo Thyssen Bornemisza quiere así convertirse, de alguna manera, en un pionero en la divulgación artística por medio de las nuevas tecnologías. Acercar el museo al espectador sin salir de casa y educar a través de la imagen es una realidad gracias al proceso de creación de Nubla2.
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