¿Quién no ha llorado de rabia ante una injusticia en el trabajo? ¿Alguna vez te has sentido solo y no has tenido cerca un hombro sobre el que llorar y desahogarte? ¿Necesitas un amigo a quien confiar tus lágrimas y sin tener que escuchar sus miserias? Pues esto problema ya tiene una solución. Al menos en Japón, pioneros no sólo en cuestiones de tecnología, sino también en encontrar remedios innovadores a situaciones provocadas por la deshumanización que vivimos en nuestra sociedad por culpa de un entorno cada vez más competitivo y en el que las relaciones sociales se median a través de redes sociales y artilugios tan fríos, pero excesivamente extendidos, como son el móvil o el ordenador.

Ya no tienes motivos para sentirte solo. Con el simple acto de levantar el teléfono y hacer una llamada un hombre apuesto y de rasgos privilegiados puede acudir en tu auxilio. No solucionará tus problemas, tampoco te dará el consejo estrella que seque tus lágrimas, pero al menos dejará que le abraces mientras el desconsuelo desaparece. Llorar es un proceso natural que puede llegar por distintos motivos, como es la tristeza o la rabia, y aunque no sea una solución, sí que es un medio para liberar la tensión generada y afrontar aquello que ha superado tus límites. Y no hay razón para que escondas algo tan natural como el llanto.

En Japón ha surgida una empresa especializada en el alquiler de hombres guapos para que liberes tus lágrimas y no te sientas culpable por haber caído en la supuesta debilidad. A tu auxilio acudirá un apuesto guapetón conocido como ‘ikemeso‘, térmico que proviene de la fusión de ‘ikemen’ (guapo) y ‘mesomes’ (llorar), que por el módico precio de 60 dólares la hora se hará cargo de tu moqueo y tus lágrimas. Eso sí, hay dos cuestiones que han querido tener en cuenta y que ponen límite ante posibles abusos por parte de las clientas:

– Primero, debes ser una mujer heterosexual, ya que sólo se ofertan en alquiler a hombres.

No debes extralimitarte con el contacto físico. Es decir, por muy guapo que sea el caballero que ha acudido a tu auxilio y por muy comprensivo que se muestre, él está trabajando, y en la tarifa de 60 dólares la hora no se incluye el sexo. Que acepten después o no depende exclusivamente de tus armas de seducción y teniendo en cuenta que te encuentras con los ojos hinchados y rojizos por el llanto y la nariz moqueante, te recomendamos que no trates de ligártelos. No te expongas a un rotundo ‘no’, eso sólo minará aún más tu autoestima.

– Una vez que hayas terminado de llorar, el protocolo de actuación del ikemeso incluye una suave caricia en la mejilla a la vez que te regala una mirada de comprensión, así como un pañuelo para recomponer tu rostro. Es que han pensado en todo.

¿Te animarías a alquilar un hombro sobre el que llorar? No dudes en hacernos saber tu opinión, que este tema me tiene intrigado.