Escenarios gigantescos sacados de películas de ciencia ficción, platillos volantes donde acróbatas de trajes plateados descienden al centro de la pista, pasarelas eternas, edificios que suben hasta el cielo. Desembarca en Madrid el Drones World Tour, la nueva gira del grupo británico Muse. Tras casi un año rodando por la carretera aterriza en nuestro país -5 y 6 de mayo en el Barclaycard Center de Madrid- una de las giras más esperadas del momento.

Muse, en esto de los directos, juegan en otra liga. Han sabido exprimir al máximo la fórmula con una constante evolución ascendente para desarrollar espectáculos al alcance de muy pocos. La originalidad mezclada con tintes épicos y de nuevos mundos acercan el apocalíptico y visionario punto de vista de la banda donde el rock se convierte en epopeya. Un viaje hacia el centro de un imaginario en el que la lucha del hombre contra sí mismo centra un discurso conceptual y en el que Matthew Bellamy, líder y compositor principal del grupo, intenta acercarnos su particular visión de un futuro incierto donde la opresión del poder por las altas esferas se convierten en el centro de su narrativa.

Más allá del politiqueo implícito a lo largo de su discografía, Muse ha sabido llevar a su terreno la grandeza de los conciertos en recintos de gran capacidad, ya sea en su versión en emplazamientos cerrados o en grandes estadios y festivales al aire libre. Drones Tour tiene mucho de The Wall de Pink Floyd, de las giras maratonianas de U2 -quien no recuerda a los irlandeses saliendo de un limón gigante en al excelsa gira Popmart Tour del ya lejano 1997- referencias que al fin y al cabo han sabido absorber para hacerlas propias y convertirlas en auténticas marcianadas.

En esto también rozan la perfección. La calidad de sus últimos discos puede ser más cuestionable pero la fiesta está garantizada en cada uno de sus conciertos, por ello, hemos querido hacer un pequeño repaso al tinglado que han montado en cada una de sus giras.

Fue con el Black Holes and Revelations Tour en 2006 donde se inició la senda de Muse por los recintos de gran capacidad. La legión de fans a nivel mundial que habían reclutado tras los discos Origin of Symmetry y Absolution, del 2001 y 2003 respectivamente, parecía más que suficiente para reservar un pequeño hueco en la historia del rock para los británicos.

La cohesión entre épica, glam y el montaje escénico era total. La portada del disco ya mostraba a unos jugadores de póker sentados alrededor de una mesa sobre el planeta rojo. Una imagen cargada de simbolismo que se traduciría tanto en sus letras como en los escenarios. Sobre las tablas, unas inmensas parabólicas presidían un decorado acorde a un setlist que cerraban con la apocalíptica Knights of Cydonia. 

 

Con la publicación de The Resistance en 2008, la formación dio un paso adelante creando una suerte de ópera-rock mirando de tú a tú al mítico Quadrophenia de The Who. El tour se dividió en dos partes; en los recintos cerrados, con una media de aforo de unos 15.000 espectadores, el montaje escénico consistía en 3 edificios abiertos a la mitad con una pequeña plataforma en ellos para cada uno de los integrantes. La referencia principal esta vez era  1984 de George OrwellUnited States of Eurasia, sin ir más lejos-. Resistance se convirtió en el himno de la gira que se tradujo en DVD recogiendo los conciertos que el Palacio de los Deportes de Madrid acogió en noviembre de 2009.

La segunda parte de la gira estuvo dedicada a los conciertos de estadio. Caracterizados por su grandilocuencia, el escenario se convirtió en un enorme edificio de forma triangular que se prolongaba hacia la mitad del terreno de juego. De allí, en lo más alto, un enorme platillo plateado planeaba el cielo  desde el cual un acróbata ataviado con trajes del mismo color descendía deleitando al público con sus estéticas acrobacias para, a continuación, cerrar la fiesta con una lluvia pirotécnica.

En 2012, Muse ya eran la banda de referencia alrededor del globo por lo que podían permitirse todos los excesos posibles. Con la publicación de The 2nd Law, el grupo siguió adentrándose en la problemática constante del hombre frente al mundo. Basado en la segunda ley de la termodinámica, la portada del disco representa las vías del cerebro humano. Otro recorrido más hacia el centro del universo antropomórfico de Matthew Bellamy. El giro estilístico es más que evidente, la esencia del grupo se difumina hacia espacios muchos más abiertos en una mezcla de estilos que distan mucho de la distorsión eléctrica de sus comienzos.

 

El tour de nuevo es un fiel reflejo de la pomposidad del repertorio extenso del grupo y las referencia a anteriores giras. Vuelve a dividirse en dos partes. En la gira por recintos cerrados una pirámide de monitores y LED’s  dominan con dinamismo el escenario. Los fuegos artificiales de nuevo aparecen en una orgía lumínica. Para la gira de estadios aumentan la apuesta con largas pasarelas hacia el centro del terreno.

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En 2015, con la publicación de Drones –otra vez sobrevuela la conspiranoia en la perturbadora mente de Bellamy- toman como referencia el exitoso 360º Tour de U2 que les mantuvo girando entre 2009 y 2011. La idea es clara: un escenario en mitad de la pista, con pasarelas adyacentes y con vista de 360 grados, el aprovechamiento del espacio es máximo al igual que la espectacularidad del mismo. Y sí, hay drones volando por el recinto.

¿Cuál será el siguiente reto de Muse?