No hay nada que despierte un sentido de orgullo personal como heredar algún objeto que pertenece a un antepasado familiar al que se estaba especialmente unido. Más si se trata de una residencia con un valor sentimental especial, sobre todo si ha pertenecido a una larga lista de antepasados y dicha responsabilidad recae sobre nuestros hombros. Esas residencias de varias generaciones que han ido acumulando siglos de antigüedad y diferentes tramos constructivos en algún momento del tiempo llegaría a perder toda su coherencia debido a ese conglomerado de edificios, estilos y épocas. Ante tal situación, los partidarios de la conservación de las obras y construcciones antiguas dirían que sería una verdadera delicia disfrutar de tal variedad de estilos y decoración en un espacio tan reducido y poder distinguir las distintas fases de edificación del mismo. Por otro lado, estarían los defensores de unificar estructuras y decoración en un único estilo y proceder a la uniformidad de todos los espacios, obras para actualizarlos incluidas.
[photomosaic ids=»45536,45537,45538″]
Ante tal dilema, la solución más sencilla sería examinar a fondo el cuál es el estado real de conservación de cada uno de los edificios que lo componen y si en realidad hay que realizar una reforma, que sea a fondo. La firma Fran Silvestre Arquitectos lo tuvo claro cuando se le encomendó un proyecto de remodelación de una gran casa que pertenece a una misma familia y que ha ido pasando de generación en generación hasta nuestros días. La idea principal ha sido dotar de una identidad nueva a esta construcción, formada por diferentes zonas agregadas en diferentes épocas y con estilos muy diferentes, con el fin de dar uniformidad a todo el entramado. Por ello, lo más importante ha sido conservar no sólo la estructura principal, sino también los usos de las habitaciones, el jardín y cada uno de los espacios que la integran.
[photomosaic ids=»45539,45540,45541″]
Con este fin, el uso de diferentes volúmenes ha sido elegido para marcar y diferenciar las nuevas y antiguas partes del conjunto. Todo se va configurando como si de un puzle de diferentes piezas se tratase, encajando unas con otras, donde los patios van dibujando la transición de unas zonas a otras, como en las construcciones griegas y romanas. Con ello, la arquitectura tradicional mediterránea queda ensamblada con las nuevas formas contemporáneas.
[photomosaic ids=»45544,45542,45543″]
El color blanco predomina en toda la construcción, incluida la piscina del jardín y el interior. Éste último ha sido diseñado por el estudio Alfaro Hofmann. El estilo minimalista predomina en todos los espacios, donde el mobiliario también utilizado emplea los tonos blancos, y otorga un aspecto más frío al interior, solo contratado por el empleo de amplias cristaleras al exterior que permiten la entrada de luz y de convertirlo en un ambiente más acogedor.
[photomosaic ids=»45545,45547,45546″]
Una residencia donde los espacios abiertos conviven en un diseño futurístico, donde el mobiliario y la falta de ornamentación contrastan con la luminosidad y el empleo de algún elemento en madera para darle comodidad al interior, donde el empleo de materiales fríos consiguen dar una sensación de serenidad y practicidad que en muy pocas construcciones se pueden encontrar.
Deja una respuesta