Existen artistas que a cada paso que dan la polémica les sigue de cerca. Otros, como es el caso de Lady Gaga, utilizan esta característica inherente a su figura mediática para hacer que sus carreras musicales remonten –la de la neoyorquina se encuentra desde hace unos meses en caída libre y sin paracaídas–. Cómo se polemice importa bien poco. El objetivo es transgredir, traspasar límites morales y cívicos o simplemente escandalizar. Algo que llevó a la práctica la fame monster la semana pasada sobre el escenario del festival Soutth by Sputhwest de Austin, Texas, donde amenizó sus canciones con performance no aptas para estómagos delicados.
Gaga es muy dada a los homenajes o a tematizar su aplaudida indumentaria como medio para concienciar a la sociedad, además de por su evidente valor estético. En esta ocasión, la cantante quiso rendir tributo al sadomasoquismo, provocando a sus fans con un espectáculo repleto de carnaza condimentada con sensualidad del todo a cien. El show comenzaba con una joven insinuándose al público mientras comía salchichas a la parrilla. Muy sutil. Pero cuando el cerdo que daba vueltas en la barbacoa llegó a su fin, la sorpresa que la diva del pop tenía reservada como postre logró quitar el apetito a los presentes.
Como guinda final a su estrafalario pastel de lujuria y denuncia social, Lagy Gaga invitó a su amiga Millie Brown a subir sobre el escenario para mostrar a sus seguidores su peculiar forma de pintar. Brown es una conocida artista que plasma sus sentimientos sobre el lienzo vomitando pintura. En esta ocasión, el lienzo en blanco a decorar era el cuerpo de la cantante que, tras subirse con su amiga sobre un toro mecánico, dejó que su amiga pusiese la nota de color a la noche: “Adoro a mis admiradores porque siempre me dejan ser yo misma y no les importa lo que digan los demás”, declaró sobre el escenario Gaga. No obstante, su horda de fans no parece haber acogido con buenos ojos la última fechoría de la artista y no han dudado en plasmar su enfado en las redes sociales, donde más tarde Gaga mostraba cómo quedó su bañera tras limpiarse los restos de pintura vomitada sobre su cuerpo. Delicioso.
Más que con concienzuda técnica, Millie Brown pinta conarcadas. Tras ingerir una sustancia líquida de diversas tonalidades, la artista vomita el interior de su estómago sobre el cuadro. Una forma de hacer literal eso de que los artistas sacan lo que tienen dentro y lo plasman en su obra. Nunca regurgitar ha sido elevado a arte, aunque la trayectoria de Brown va más allá de vomitar sobre Lady Gaga.
Millie se ha defendido de las críticas surgidas a raíz de su última aparición con Gaga: “Hay una clara diferencia entre usar mi cuerpo para crear algo bello, de expresarme y sentirme poderosa, en vez de usarlo para castigarme a mí misma y ajustarme a las normas de la sociedad”, explicaba la artista británica en conversación con el portal sensacionalista TMZ. Para ella, esta peculiar forma de colorear tan sólo puede ser entendida desde el arte más vanguardista.
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Aunque no lo parezca, su arte también requiere de técnica. Estudia el lienzo en blanco y crea un mapa de cómo desea vomitar los colores para expresar cómo se siente en ese momento. Luego realiza una solución líquida a base de leche con colorantes y tras ingerirlo lo vomita. “El proceso no es doloroso, pero estar varias horas vomitando pueden pasarte factura, que es por lo que limito el número de colores que utilizo”, explica. Así es como se vomita un cuadro y, lo más importante, Millie Brown asegura que después de vomitar cuatro veces los colores ingeridos siguen siendo puros. Seguro que a vosotros se os mezclan las acuarelas…
La imágenes pertenecen a la página web de Millie Brown.
elbebemarron
En fin mari pili, ya sabemos lo que es arte, se acabo lo de beber ron con cola, jb y cervezas los fines de semana, desde ya me llevo botes de Titanlux