Sorpendente, creativo, polémico, inspirador, así podríamos definir a Miguel Scheroff. Uno de los artistas emergentes de la actualidad creativa, cuyo trabajo no para de sonar en las ferias de arte más importantes de nuestro país. «Impactante», «un trabajo que cuando lo ves nunca olvidas», así definían multitud de espectadores Vanitas, la obra de Scheroff en el stand de Kir Royal Gallery en JustMad. Una trabajo que para muchos por primera vez puede resultar «desagradable», pero cuando consiguen llegar «más allá» ven la verdadera realidad de la obra. Una obra hiriente, que nos pone frente a nosotros la fragilidad del ser humano, como animal y ser social.
Un artista que poco a poco encuentra su sitio en la complicada agenda del arte, pero con el que hoy, Malatinta tiene el lujo de hablar.
¿Quién es Miguel Scheroff?
Diría que uno de los millones de pintores que viven obsesionados con la idea de desarrollar un lenguaje pictórico personal y poder trabajar en esto toda la vida. La posibilidad que te da la pintura de recrear cosas tan intrínsecas es pura magia, el sentimiento se hace tan fuerte que se convierte en una droga, te levantas y te vas a dormir pensando en la pintura.
Has ganado multitud de premios y fuiste seleccionado por la galería valenciana Kir Royal Gallery para exponer en una de las ferias de arte más importantes de carácter nacional como es JustMad. ¿Qué ha supuesto para ti?
Los concursos son una buena alternativa para mover tu obra cuando no tienes propuestas de exposiciones en galerías o centros de arte; en los últimos cuatro años no he parado de pintar y mandar obras a certámenes de artes plásticas o pintura, y poco a poco con la constancia han ido llegando cosas muy buenas, pero es muy complicado.
La selección de Kir Royal Gallery fue una enorme sorpresa. Un día abrí el correo y encontré un mensaje del artista Fernando Bayona, al que aprovecho para agradecerle el apoyo que me ha dado, en el que me decía que había propuesto mi trabajo junto con el de otros nueve artistas para una colectiva en Kir Royal. A los poco días Sabine Cárdenas y Eleonora Battiston (directoras de la galería) me comunicaron que había sido seleccionado para la exposición de Bestias, en la que las obras dialogaban unas con otras sobre lo humano y lo animal, y donde artistas emergentes convivían con otros más reconocidos como Jose Luis Serzo o Pablo Fernandez Pujol.
A partir de esta exposición la galería quedó muy contenta con la obra y me propusieron realizar otra exposición con Filippos Tsitsotopaulos, un artista referente en mi trabajo al que respeto y admiro enormemente. Desde éste momento, formo parte de los artistas representados por Kir Royal Gallery, lo que ha significado un paso de gigante en mi carrera permitiéndome participar en ferias como JustMad o el próximo mes de abril en Art Beijing China; multiplicando la visibilidad de mi trabajo, algo que me llena de una energía tremenda.
¿Te consideras un artista emergente?
Me considero sobre todo emergente, en el sentido de que estoy iniciando una experiencia en el camino del arte.
Tu serie Vanitas está formada por retratos de gran tamaño en las que figura, músculo y hueso adquieren un enorme protagonismo. ¿Cuál es la reacción de los espectadores cuando ven tus trabajos?
Una de las ideas con las me gusta trabajar es el cansancio colectivo hacia el exceso visual de nuestra época, la continua sucesión de imágenes a la que estamos sometidos nos hace en muchas ocasiones pasar de largo ante una obra plástica, sin prestar la menor atención. Yo quiero que mi pintura compita con ese flujo desmedido de imágenes, que intente superarlo y actúe como un puñetazo visual en el espectador, poniendo de manifiesto el poder de atracción que tiene la materialidad de la pintura. Es cierto que en ocasiones utilizo colores saturados o imágenes duras, pero cuando pinto no pienso en utilizar una al artificioso o efectista para llamar la atención, lo que de verdad me interesa es llegar a un resultado limpio y cuidadoso, algo que a veces se torna en una obsesión compulsiva dedicando muchas horas de trabajo a cada fragmento mínimo de la obra.
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¿Por qué imágenes descarnadas?
Al tipo de retrato que realizo yo le llamo retrato hiperinformado. Lo genero en gran formato, fundamentándome en la información que aporta la fotografía, las nuevas tecnologías y los mass media. En éste recreo todo tipo de texturas o entramados que remiten a la piel, el cabello y lo orgánico; aludiendo bien a cuestiones psicológicas o del propio contexto del retratado. Persiguiendo a través de la multiplicación, la descontextualización exagerada de detalles y la hibridación de diferentes conceptos e imágenes de formas orgánicas, una representación del rostro que ofrece más información, precisa o ilusoria, que la propia realidad utilizada como modelo para la obra.
La incursión de la carne en mi obra era algo que tenía que ocurrir, pues la sustancia conceptual de mi trabajo parte de “añadir una información adicional en el retrato”, ya sea sobre el contexto del retratado o el material del que se compone. En mis retratos puedes encontrar tanto la superficie epidérmica como la carne oculta en el interior, todo se muestra al espectador de manera excesiva, barroca “hiperinformada”. El rostro entonces funciona como un tablón de anuncios sobre el que se añaden datos.
También tengo que decir que son ideas que han ido surgiendo con la investigación en la obra de mis referentes artísticos como: Arcimboldo, Chaim Soutine, Frank Auerbach, etc…
Defines tu trabajo como «un proceso triple centralizado en la hibridación sintética, la mirada contextual y la autocrítica socio-comunicativa.» ¿Piensas que tus trabajos responden ante una llamada de atención de una sociedad en la que el egoísmo y el desinterés hacen del ser humano un ser inhumano?
He aceptado que el tipo de obra que realizo a veces no es “fácil” para aquellos que sienten cierta aprensión por lo visceral, pero creo que cuando hacen el esfuerzo por mirar más allá descubren que todos los retratos transmiten cierta tranquilidad, sus miradas y expresiones no son de terror sino de una paz inquietante e irracional.
Me interesa trabajar con los límites confrontados entre la realidad y la ficción, o la atracción y la repulsión. Estos retratos son un reflejo de lo que realmente somos: capilares, carne, piel y hueso. El destino final de la materia orgánica, la evidencia de las verdaderas preocupaciones del ser humano. Es por esto que nunca dejo signos del género masculino o femenino, sino que se trata de un retrato universal que busca la esencia humana y encender la conciencia ante la crueldad a la que nos hemos habituado a consumir, es precisamente esa insensibilidad o inmunidad ante el desastre y la barbarie la que me remueve las tripas para ponerme a trabajar.
Realmente no se puede pretender cambiar el mundo, pero si conseguir que aquellos que se enfrenten cara a cara con tu obra se planteen preguntas sobre su propia individualidad y el lugar que ocupa en el mundo.
Comentas que tus obras intentan responder «a la idea confrontada de repulsión y atracción como reclamo válido y llamada de atención hacia un espectador saturado y hastiado». ¿El espectador cree en la creatividad y en la innovación en el arte? o ¿por el contrario estamos en un proceso de escasez creativa?
Espero que sí lo crean y considero que el panorama artístico emergente demuestra con creces que es posible ser innovador, hay auténticos talentos con una capacidad creativa brutal. Lo que ocurre es que todo esto es muy difícil, pocas galerías se atreven con artistas emergentes por temor a no ser una apuesta clara de pervivencia artística, y por otro lado tampoco existen ayudas reales en este país que motiven a emprender un proyecto artístico.
Lo que necesitamos es un país más preparado culturalmente, aunque para eso primero es necesario permitir al ciudadano su derecho a un trabajo digno, que pueda sentirse útil y tener ilusión por cultivarse y descubrir cosas nuevas, es decir quitarle la preocupación de no tener nada que ofrecer a su familia.
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¿Qué te comentan los espectadores cuando ven tus trabajos?
Hay opiniones muy diversas, desde comentarios más emotivos hasta los que manifiestan un rechazo rotundo, sean para bien o para mal aprendo de cada uno de ellos. Curiosamente lo que más les “preocupa” a casi todos es el tiempo que dedico a cada obra, siempre me lo preguntan atentamente.
En tus trabajos podemos ver recuerdos a artistas como Han Hyo Seok o Gottfried Helnwein. ¿Qué han significado para ti y para tu proceso creativo?
Chuck Close fue el primer artista que de verdad me fascinó durante la carrera, después fui encontrando otros referentes que me parecían aún más interesantes; considero que mi obra ha evolucionado a partir de empaparme de las suyas, ya que copiaba sus pinturas para practicar con el óleo durante la carrera. Aunque entre mi pintura y las obras de Gottfried, Seok, Saville, Oleg Dou, Enrique Marty, Christian Van Rex o Glenn Brown existan todavía evidentes similitudes, mis intereses pictóricos van en otra línea diferente y cada vez el resultado final de la obra se distancia más de ellos.
Es importante nombrar siempre a tus referentes, yo no he inventado nada nuevo aunque espero que con el tiempo consiga una imagen totalmente personal.
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¿Cuánto tiempo dedicas a cada obra?
Depende del tipo de tratamiento y las dimensiones del soporte en el que me embarque. He realizado obras que me han llevado hasta tres o cuatro meses de duro trabajo y otras que las resuelvo en pocas horas.
¿Crees que en el arte «esta todo servido»?
Creo que queda todo por servir.
Para terminar con la entrevista nos gustaría saber qué nos espera de Miguel Scheroff
Espero que mucho trabajo y una evolución importante en mi obra. Una vez terminados los estudios de máster considero que es el momento para meterme de lleno en el trabajo sin pensar en nada más y sin perder la ilusión.
scheroff
Muchisimas gracias por esta maravillosa entrevista, ha sido un honor tener esta gran oportunidad. Un fuerte abrazo!
Malatinta Magazine
Un lujo contar con artistas de tu talla!