Los trabajos manuales siempre tendrán un valor especial en el mundo del arte. Muchos oficios que, en otro tiempo, han tenido una proliferación acusada vemos que, poco a poco, han perdido espacio en un mundo globalizado. A pesar de resistirse a desaparecer por completo, gracias a la labor de muchas personas que han encontrado la manera de revivirlos y darlos a conocer a las nuevas generaciones, la competencia de entornos industriales exteriores cada vez es mayor.
Construir tu propia casa utilizando materiales típicos del lugar donde se va a ubicar tiene un valor añadido. Y si es revitalizando el valor de la cerámica tradicional, con mucho más motivo. En la zona del bajo Ampurdán, muy cercano al río Ter, se levanta una casa que resulta la envidia del lugar. El estudio arquitectónico Mesura ha puesto toda la leña en el asador para levantar una construcción que destaca por un exterior inconfundible y un interior que sorprende.

Al exterior, un enlucido de color teja enmascara el hormigón de la construcción. Ese color no ha sido elegido al azar. Va en sintonía con el resto del conjunto. Como si de un bloque homogéneo se tratase, el enlucido hace juego con el color de las tejas de la casa. Pero también con la cerámica que decora los suelos y los alrededores de la piscina. Con ello, Mesura quiere enfatizar el elemento estrella de esta construcción: el empleo de tejas y cerámica del cercano pueblo de La Bisbal. Este conocido enclave industrial es famoso por sus trabajos sobre el barro. Nadie como ellos para decorar con el mejor producto del lugar una bonita casa de nueva edificación en su zona de influencia.

Mesura consigue así un exterior diferente y adaptado al material fetiche de la construcción. Pero, al interior, también consigue enfatizar el papel de esta noble materia prima. Todos los techos de la casa tienen las tejas vistas. Y muchos tramos del suelo ofrecen unas losas de un bonito acabado tradicional. Con ello, Mesura le da un toque algo más rural pero a la vez moderno a este proyecto.
La casa del río Ter se convierte así en un recital de buenos materiales, de tradición bañado en modernidad, de recuperación del trabajo típico de la zona y de sencillez que roza lo básico. Mesura revitaliza el trabajo del barro como arma de edificación y de decoración. Un trabajo tan antiguo como la humanidad y tan perdurable en el tiempo como seamos capaces de conservarlo.
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