Los monumentos de la antigüedad siempre necesitan de una mano que les devuelva su esplendor originario. El paso del tiempo hace una mella visible en todos ellos. Pero existen otra serie de factores que hacen que no sólo el tiempo sea una de las principales causas del deterioro de los mismos. El abandono, las guerras, el vandalismo… contribuyen y hacen perecer grandes construcciones arquitectónicas que son irrecuperables.
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El artista inglés Matthew Simmonds percibió la necesidad de ampliar sus estudios en historia del arte para convertirse en restaurador de muchos de los monumentos históricos de su país natal. Tal es su vocación que participó en la recuperación de la famosa Abadía de Westminster o de la conocida Catedral de Ely.
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Su interés por la arquitectura medieval le llevó a viajar a Italia y completar su formación especializándose en escultura clásica, particularmente en la talla del mármol. Y es ese amor por el pasado y sus construcciones lo que le ha llevado a crear increíbles esculturas de interiores que corresponden a importantes y conocidos edificios.
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Siendo un niño, Matthew sintió especial interés por los edificios construidos en piedra. No es de extrañar que la arquitectura medieval se haya convertido en su principal fuente de estudio e interés, si tenemos en cuenta que la piedra era la principal materia prima para las construcciones, tanto civiles como religiosas, desde la Antigüedad más remota en Inglaterra, y que el gótico es el estilo por excelencia de la arquitectura anglosajona.
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A través de sus alzados en mármol, Simmonds intenta crear una obra simultánea de arquitectura y escultura a pequeña escala. Su intención es que el espectador pueda recrear el mismo sentimiento espacial que le produciría el edificio original y, a la vez, que sea un objeto que transmita tranquilidad y descanso. Para ello, en el mármol está tallado parte del edificio a representar y es ese mismo espacio interno que representa el que recuerda la memoria del espectador. Revivir la experiencia y los sentimientos que producen una visita a un monumento es el principal objetivo del autor, así como reconstruirlos desde diferentes puntos o espacios internos.
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Sus obras resultan así todo un compendio de arquitectura. Desde simples bóvedas de crucería góticas pasando por la barlonga o la de terceletes hasta la de cañón propia de la arquitectura romana y la representación de columnas corintias y jónicas, entre otros. Pero siempre partiendo de la importancia de la restauración de la obra, conservando su significado primigenio e incluso indagando en el concepto de “ruina” que añade el paso del tiempo a la arquitectura pasada.
Fotografías de Matthew Simmonds
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