El brutal asesinato del jovencísimo Matthew Shepard. Un crimen que marcaría un antes y un después en las políticas de odio hacía el colectivo homosexual en Estados Unidos. Un colectivo que desde hacía años sufría las vejaciones y abusos de homófobos que campaban a sus anchas ante el grandísimo vacío legal del país.
Matt era un joven estudiante de ciencias políticas que acaba de comenzar en la Universidad de Laramie, Wyoming, pero al que dos años antes una experiencia terrible durante su viaje de estudios a Marruecos, le marcó de por vida. Le atacaron y violaron por ser homosexual. El Matt optimista y alegre había desaparecido para no volver más; y eso lo sabían muy bien sus asesinos.
7 de octubre de 1998. Pasada la medianoche, Matt Shepard conoce en un bar a los que pondrían fin a su vida: Russell Arthur Henderson y Aaron James McKinney. Débil y vulnerable el joven Matt siguió a sus atacantes, pero a medio camino Henderson y McKinney llevaron a cabo el plan que habían diseñado. Le golpearon brutalmente 18 veces en la cabeza y posteriormente le ataron a una cerca para seguidamente continuar la brutal paliza de manos de McKinney. Una vez cansados de golpearle, le dejaron atado, le robaron todo lo que llevaba encima y le abandonaron. 18 horas más tarde un ciclista, Aaron Kreifels, que pasaba casualmente por allí le encontró, llegando a pensar en un principio que se trataba de un espantapájaros.
Con la cara cubierta de sangre y lágrimas, Matt seguía vivo, pero había entrado en estado de coma. Los médicos determinaron que sus heridas afectaban al hueso occipital, daños en el tronco encefálico, lo que afectaba la habilidad de su cuerpo para regular su ritmo cardíaco, temperatura corporal y otros signos vitales; además de una docena de pequeñas laceraciones en su cabeza, rostro y cuello. Unas heridas que impidieron a sus médicos operarle y cuya única forma de mantenerle con vida fue artificialmente. El 12 de octubre de 1998 Matt dejaba de sufrir.
Sus dos asesinos Henderson y Aaron James McKinney fueron encontrados horas más tarde debido a un posterior altercado del que ellos eran los protagonistas. Los policías encontraron en su camioneta la pistola ensangrentada con la que golpearon brutalmente a Matt.
‘For Matthew Shepard’ – Bo Bartlett ‘The Murder of Matthew Shepard’ -Matthew Wettlaufer ‘The Passion Of Matthew Shepard’ – William Hart
Un juicio protagonizado por el ala más homófoba de EEEU
Tras un polémico juicio, en el que el ala más homófoba, radical y conservacionista de Estados Unidos, liderado por la Iglesia Bautista de Westboro y por su cabecilla Fred Phelps, dejaba entrever la verdadera personalidad de la sociedad más conservadora del país. Sin ningún respeto y vergüenza mostraban mensajes como «Matt Shepard se pudre en el infierno», «El sida mata a los putos» y «Dios odia a los maricas», eran algunos de los mensajes que abanderaba Phelps; pero no todo acabó ahí, el líder pretendía levantar un monumento en el que se pudiera leer «MATTHEW SHEPARD, ingresó al infierno el 12 de octubre de 1998, desafiando la advertencia de Dios: ‘No te acostarás con varón como los que se acuestan con mujer; es una abominación’ Levítico 18:22.»».
Altercados entre los seguidores de la Iglesia Bautista y amigos de Matt fueron habituales durante las jornadas en las que se celebró el juicio.
Finalmente el litigio terminó dando la razón a la defensa y los jóvenes Henderson y McKinney cumplirían cadena perpetua.

Un crimen que lo cambió todo
Los dos asesinos no fueron acusados de un crimen de odio, ya que este tipo de crímenes no estaban recogidos en el derecho penal de Wyoming. Una década tuvo que pasar para que en 2009, el presidente Barack Obama firmara finalmente la Ley Matthew Shepard, en la que se define ciertos ataques motivados por la identidad de la víctima como crímenes de odio. Protegiendo al colectivo homosexual y dando la razón a años de lucha de los padres del joven Matt.
El 14 de octubre de 1998 el Capitolio de Estados Unidos era testigo de lo que sucedería años más tarde. Ted Kennedy y Ellen DeGeneres eran los protagonistas de una vigilia que sería el comienzo de la lucha por la Ley Shepard. Elton John o Barbara Streisand que llamó por teléfono a la oficina del sheriff del condado de Albany para exigir una acción rápida en el caso, apoyarían al movimiento.
Años después del trágico suceso, los padre de Matt, Judy y Dennis Shepard, explicaban a un medio canadiense por qué decidieron no reclamar la pena de muerte: “no pretendemos que se conviertan en mártires que paguen por su crimen y animen a otros a cometer un acto de esta crueldad, ni someter a nuestro otro hijo a pasar por la angustia de que pudiesen salir en libertad condicional” declaraban a DailyXtra.
18 años sin Matt. 18 años de lucha en los que la Ley Matthew Shepard, multitud de canciones y pinturas en honor al joven «mártir», el proyecto The Laramie Project, ‘MATT SHEPARD IS A FRIEND OF MINE’ un documental sobre su vida que en 2014 ganaba multitud de premios o la creación de la Matthew Shepard Foundation, son el resultado de un brutal asesinato de odio al colectivo homosexual que perdurará en la mente de todos.

Matt Shepard no eligió, simplemente plantó cara a la vida y a la sociedad. Amó. Vivió y disfrutó como lo que era, un joven homosexual de 21 años que quería vivir su vida sin mirar atrás, sin arrepentirse.
GRACIAS MATT. #RememberMatt
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