Es por todos conocidos las populares obras del escritor francés Julio Verne y de su grata afición por la ciencia de su época. Esa curiosidad fue la que le llevó a indagar e investigar sobre la mayoría de invenciones del siglo decimonónico en el que le tocó vivir y a poner sobre el papel historias que anticipan muchos de los adelantos de los que han sido desarrollados en el siglo XX. Seguro que si en lugar de la prosa fina hubiese gustado de las manualidades y hubiese tenido vocación para las mismas disfrutaríamos de un legado de bocetos, proyectos y maquetas que en mucho recordarían a las del célebre Leonardo.
Jeroen van Kesteren también ha sentido la llamada de la ciencia pero desde una perspectiva más contemplativa y artística. Por ello, no duda en dedicar su tiempo y su esfuerzo en crear máquinas voladoras que resultan una maravilla a quien las contempla. La precisión y el detalle de cada uno de los objetos que conforman sus artilugios voladores son asombrosas, ya que estas obras no alcanzan más de 50 centímetros de altura. Además, el empleo de materiales como cartón, aluminio, cuerda, tela o papel cebolla, lo convierten en un alarde de minuciosidad nunca visto.
Estamos seguros que los amantes de las máquinas y de las miniaturas no van a tardar en añadir a este artista holandés a su lista de artistas favoritos.
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