Nunca antes ver una estrella caer al suelo fue tan espectacular como el protagonizado por Madonna la semana pasada en los Brit Awards, premios de la música británica, donde la reina del pop eclipsó por completo cualquier galardón, chascarrillo o noticia de la noche. Nada es tan importante como ver a la cantante precipitarse al vacío ataviada con un atuendo al más puro estilo taurino rodeada de carne de gimnasio adornada con cuernos. Al menos eso pensó la mayoría de los usuarios de las redes sociales, que rápidamente presentaron la carta de despido en sus trabajos, olvidaron sus quehaceres diarios y dejaron a sus mascotas desatendidas para realizar infinidad de memes con los que amenizar la jornada en Twitter.

Tras conocerse la lista completa de ganadores, la diva subió al estrado vestida de torero para interpretar su Living for love, último éxito de su nuevo disco, Rebel Heart. Sin embargo su actuación quedó empañada por un traspiés que, según los internautas más ociosos, no fue fruto de un accidente laboral, sino de un encargo de su heredera en el trono del pop, Lady Gaga, de hacerse ya con la corona.

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Las versiones a lo ocurrido en los Brit Awards son tan variopintas como desternillantes. Hay quien ve en la caída de Madonna una explosión atómica, una cogida de un toro en medio de una corrida, una lucha de titanes sobre el ring, una curiosa forma de surcar los mares sin agua o como una escena digna de ser incluida dentro de las películas más célebres del cine. Elijan su favorita, pero recuerden que, en ocasiones, la realidad supera a la ficción. Y es que a mí me sigue encantando ese desafío a la gravedad sin aditivos.