“¡Qué le corten la cabeza!” Con esta estrambótica frase la famosa Reina de Corazones daba solución a cualquier problema que se le planteara y que no fuera de su agrado. Este intolerante y controlador personaje, creado por la mente lógica de Lewis Carroll, forma parte de un elenco de figuras que pertenecían a un país que existía en el subconsciente de su creador. El interés por la psicología nace en el siglo XIX, época en la que Carroll crea y desarrolla su más famosa historia y sus secuelas, donde lo onírico toma especial relevancia. Muchos de los elementos que aparecen en los sueños, como caer en el vacío o animales con cualidades no reales, fueron del interés de muchos especialistas que se dedicaron a encontrarle una explicación racional.
[photomosaic ids=»23228,23229,23230,23231,23232″]
Ese interés por lo que está más allá de lo consciente no sólo aparece en el mundo de la medicina. En el mundo de la pintura, en los años 20 del siglo XX, irrumpe el Surrealismo como movimiento en el que lo onírico cobra vida para apoderarse del lienzo. La mayoría de las veces acompañado de lo irreal o sobrehumano. Salvador Dalí, Max Ernst, Tanguy, Magritte, Giacometti… todos se dejaron seducir por el manifiesto de Breton y Soupault que tenían como base los estudios de Freud y Jarry acerca de los sueños. Unos sueños que ya el mismo El Bosco plasmó allá en el siglo XV, mucho tiempo antes del nacimiento de la psicología.
[photomosaic ids=»23234,23235,23236,23237,23238″]
Luigi Spano es un artista cuyos personajes parecen sacados de un mundo fantástico como, en su momento, elaboró Carroll sobre el papel. Sus pinturas emanan cierto aire de refinamiento, de delicadeza, que sirve para elaborar figuras que rozan lo extraño. La fuerza de sus imágenes radica en una extravagante mezcla de ironía y tragedia, resultando a veces agresivas a pesar de su delicadeza.
[photomosaic ids=»23240,23241,23242,23243,23244″]
Sus paisajes llevan al espectador a imaginar un mundo donde los gnomos y los elfos podrían campar a sus anchas. Los habitantes que le dan vida no parecen vivir en este plano de la existencia. Sus personajes proceden de las propias visiones del autor y, en muchas ocasiones, resultan atemporales. Hay una clara mezcla de imaginación y realidad donde los sueños intentan conducir al observador hacia una zona límite en la que el sueño se convierte en pesadilla y la pesadilla en realidad.
[photomosaic ids=»23245,23246,23247,23248,23249″]
Este universo propio tiene una única tarjeta de presentación por parte del autor. Cada escena que representa requiere una observación profunda para desvelar lo que en ella se sugiere y se cuenta. El artista no sólo fantasea con las formas que plasma, sino también con el objetivo que persigue. La elegancia y la forma de llevarlas al lienzo resultan atractivas para el espectador. Pero detrás de la forma hay una ironía inteligente y aguda transmitida gracias a una amplia capacidad narrativa en la que se mezclan la suavidad y la dureza.
[photomosaic ids=»23250,23233,23239″]
Historias que hablan sobre mundos encantados presentados de una forma seductora. Todas ellas hablan de un artista con una pintura particular y única, que hace guiños inteligentes y profundos al espectador, donde lo velado es desvelado y lo inconsciente toma forma gracias a un universo imaginario donde la realidad cobra forma a través del sueño revelado.
Deja una respuesta