Como ya os comentábamos la semana pasada, las decisiones de compra de los consumidores ya no sólo están influidas por la calidad del producto, sino también por otros aspectos visuales. Uno de ellos es, sin lugar a duda, el tipo de envase o packaging. Y es que es primordial cuidar el detalle tanto en su estética como su funcionalidad, es decir el diseño del mismo.
Y aunque parece que la crisis hubiera podido retrasar las revisiones del packaging, nos encontramos en un escenario totalmente opuesto. Antes, las empresas cambiaban sus envases cada seis u ocho años, sin embargo, ahora lo hacen cada tres o cuatro. Muchos afirman que este acortamiento en la vida del packaging se debe a las compras online. A fin de cuentas, cuando estamos llenando nuestro carrito virtual, nos dejamos llevar por lo que nos entra por los ojos.
Pero, ¿qué tiene que tener un buen packaging? En primer lugar ha de ser tener una apariencia llamativa. Un aspecto distintivo, inconfundible, al que los más jóvenes, en particular, responderán positivamente. Smart People lo sabe bien, y nos trae este divertido diseño de lapices y rotuladores para los más pequeños. También lo consiguen la marca islandesa de helados Zombies, donde este ingenioso packaging consigue entretener hasta los más adultos.
Hay que tener en cuenta, que el propósito del diseño es diferenciarnos frente a la competencia, y el comprador va a apreciar este esfuerzo. Diseño, forma y color se tienen muy en consideración a la hora de elegir, sobre todo en algunos segmentos de productos como la confitería. A los consumidores les gusta comprar productos con diseños agradables y decorativos.
La marca Donut’s Club Cafe supo traducirlo en este packaging del mundo de las rosquillas. Harrod’s, es otra marca que también sabe cuidar el detalle al máximo, y nos lo volvió a demostrar con sus últimos envases de miel detalladamente estudiados. Por otra parte la cafetería Gawatt, nos divierte con un diseño de lo más emotivo. Ya sabéis lo que dicen del café, puede conseguir activar hasta al más muermo y con estas tazas para llevar te lo demuestran.
El embalaje tiene que tener una comunicación eficiente. Es decir, tiene que ser un medio eficaz de comunicación y, además, que se acerca más al consumidor que el resto. Si consigue explicar el producto de manera inmediata, habremos logrado nuestro objetivo. La marca WhiteBites nos presentas un diseño realmente eficaz con estos snacks caninos. Y de animales va la cosa, por su parte la marca de productos órganicos Noble Foods quisó demostrar que un cartón de huevos no tiene que ser aburrido.
Añadir valor a un packaging no resulta tan complicado como creemos, una manera de conseguirlo es añadir beneficios adicionales al embalaje, esto captará mayor atención. La empresa española de vinos Finca de la Rica lo sabe bien, y en su última partida de vinos, el embalaje se centra en el momento de relax y placer de una buena copa de vino, a través de una etiqueta original que invita a los consumidores a participar directamente en la propia botella.
Otro aspecto a tener en cuenta para un envase de éxito y que cada vez se aprecia más, es el tipo de materiales que un producto usa. La sostenibilidad, que sean materiales biodegradables y, sobre todo, que el diseño tenga diversos usos son características cada vez más populares. Y quién no le gustaría un envase como el que nos presenta Bzzz Honey, no sólo es atractivo sino que podemos reutilizarlo. Por su parte el diseñador canadiense Simon Laliberté creó estas divertidas brochas que están hechas de materias biodegradables.
La estética y el atractivo son las principales características distintivas – y de hecho esenciales- para conseguir transmitir sensaciones, emoción y claridad. Estos son tan sólo algunos ejemplos de como por medio de un buen embalaje podemos convertir a un producto en un «trabajo de arte total», ¿qué mejor herramienta de comunicación?.
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