La noche de los Oscar no es sólo la noche del cine, también es la noche de la moda. Su alfombra roja es, sin lugar a dudas, la pasarela de las pasarelas por excelencia. Valentino, Louis Vuitton, Givenchy, Alexander McQueen, Marchesa, Dior, Chanel, Elie Saab, Tom Ford, Versace, Giorgio Armani, Marc Jacobs, Oscar de la Renta, Gucci, Jean Paul Gautier, Carolina Herrera, Prada… un sinfín de marcas y diseñadores se ‘reúnen’ cada año en el emblemático Dolby Theatre de Los Ángeles para vestir a las estrellas del momento que desfilarán por los 150 metros de alfombra roja.
Curiosamente, las afortunadas no son ellas, sino las propias firmas que consiguen vestir a las celebrities que posarán esa noche para las cientos de cámaras de todo el mundo que estarán allí presentes. La noche de los Oscar es una auténtica competición. Y no sólo en cuestión de películas, actores y directores. Los otros ganadores de la noche son los vestidos o, mejor dicho, los diseñadores que han logrado que, durante unos minutos, todos los ojos del planeta se posen sobre sus creaciones. Imaginaos lo que eso supone para cualquier marca. Para bien o para mal, hablarán de ellos y eso, es muy importante. ¡Y no digamos si consiguen vestir a las ganadoras de la noche! Si es así, sus diseños pasarán directamente a la historia del cine y de los Oscar, lo que no es moco de pavo. ¿Quién podría olvidar el maravilloso Givenchy que lució Audrey Hepburn en 1954?, ¿o el espectacular escote de espalda del vestido de Hilary Swank firmado por Guy Laroche en 2006?, ¿y las originales ‘escamas’ del Jean Paul Gaultier blanco de Marion Cotillard en 2008?.
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Para ellas (y para sus estilistas), es una decisión de suma importancia. Esa noche estarán en ojos y boca de todos. Hay que estar perfectas, únicas y radiantes. El problema viene cuando el vestido eclipsa su presencia. ¿Hay alguien que no recuerde los pezones de Anne Hathaway? El año pasado la actriz logró el Oscar a Mejor Actriz Secundaria, pero sin duda, la forma que su vestido le hacía a sus pechos fue lo que más dio de hablar. Y todo, por no coincidir con su compañera de reparto en Los Miserables, Amanda Seyfried, porque momentos antes de la gala supo que la joven iba a llevar uno muy similar de la misma firma. De hecho, tras la polémica suscitada, Hathaway envió un comunicado para pedir disculpas «por el daño ocasionado» a la casa Valentino tras cambiar de elección. Seguro que más de uno se acuerda más de la anécdota ‘pezonil’ que de la estatuilla dorada que Anne se llevó.
De momento, mientras esperamos expectantes cuáles serán los ‘otros’ ganadores de la próxima noche del domingo, os dejamos con un interesante histograma realizado por MediaRun Digital y publicado en Stylist.com, donde se ilustran todos los vestidos que se han subido al escenario desde 1929 tras escuchar las mágicas palabras And the Oscar goes to… Además, han incluido las actrices que no recogieron su premio en persona, ¿cuál habrían elegido ellas?
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