“Si no puedes complacer a todos con tu arte, complace a unos pocos. Complacer a muchos es malo”. Sin duda, Gustav Klimt hizo toda una declaración de principios cuando citó a Friedrich Schiller en su famoso cuadro Nuda Veritas en 1899, liberándose así del esclavismo de la crítica y haciendo un preludio al cambio que iban a sufrir sus cuadros. Fue con la llamada “fase dorada” del pintor austriaco, cuando llegarían algunas de las obras más emblemáticas y más reproducidas de la historia del arte, entre las que destacan el Retrato de Adele Bloch-Bauer I (1907) o El beso (1907-1908).
Obras icónicas que ahora cobran vida de la mano de la fotógrafa de moda Inge Prader. Un interesante trabajo que ha dado como resultado unas impresionantes imágenes detalladas al milímetro, que consiguen trasladar a la vida real algunos de los cuadros más famosos de este inolvidable pintor casi 100 años después de su muerte. Así, gracias al objetivo de esta austriaca, podemos disfrutar de Danae de 1907 o La Vida y La Muerte de 1908 en “tres dimensiones” con modelos de carne y hueso. Sin duda, un homenaje completamente alucinante.

Detail of Inge Prader’s recreation of Gustav Klimt’s Beethoven Frieze (1901). Photo: Life Ball, © Inge Prader.
Las imágenes fueron tomadas este mismo año como parte del proyecto vienés Life Ball, un evento anual que busca recaudar fondos para combatir el SIDA, en donde también pudimos ver a Conchita Wurst, posando cual musa de Klimt para los carteles creados para el evento, como ya os contamos en la revista.
- Inge Prader’s recreation of a Gustav Klimt painting. Photo: Life Ball, © Inge Prader.
- Inge Prader’s recreation of a Gustav Klimt painting. Photo: Life Ball, © Inge Prader.
- Inge Prader’s recreation of a Gustav Klimt painting. Photo: Life Ball, © Inge Prader.
- Inge Prader’s recreation of a Gustav Klimt painting. Photo: Life Ball, © Inge Prader.
- Detail of Inge Prader’s recreation of Gustav Klimt’s Beethoven Frieze (1901).
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