Como cada año, todas las casas se visten de gala para celebrar los acontecimientos más importantes de nuestra tradición y costumbres. Si esta noche es Nochebuena, mañana es Navidad, como dice el villancico. Y, seguramente, la mayoría de los hogares ya tiene preparado su árbol de Navidad y su Belén. Porque hay que decir que la Navidad requiere de una adecuada decoración acorde con el momento y la tradición que se celebra. Además, cabe añadir que la puesta en escena se complementa con una bonita mesa decorada y repleta de guisos y aperitivos de todo tipo. ¿Qué mejor manera de celebrar una fiesta con comida en abundancia? Lo de la buena compañía es harina de otro costal…

Si el árbol de Navidad es una herencia germana, el Belén es uno de los emblemas de la noche que celebramos hoy. Se dice que el primer Belén que se representó fue allá por el siglo XI en la ciudad de Nápoles. Hay otros que afirman que el creador de esta representación fue San Francisco de Asís, quien en el siglo XIII realizó la primera puesta en escena de esta tradición en la cueva de Greccio. Lo que sí está documentado es que el escultor Arnolfo di Cambio creó el primer Nacimiento que hoy se puede visitar en la Basílica de Santa María Maggiore en Roma, que consta de 8 figuras.

Durante los siglos XIV y XV, la creación de belenes se extendió por toda la Península Itálica, convirtiéndolo en uno de los símbolos inconfundibles de la Navidad. Y poco después se extendería por Francia y España. El primer Belén napolitano llegó a nuestro territorio allá a finales del siglo XV, obra de los hermanos Alemanno, dos artistas consagrados en el arte del pesebre. Aunque no será hasta el reinado de Carlos III cuando estas piezas empezarán a cobrar el sentido, fama y apreciación que se conocen en la actualidad. Con el rey “arquitecto”, el arte del Belén será casi una especialidad dentro del mundo de la escultura. Francisco Salzillo será uno de sus máximos exponentes, aunque no el único.

Así pues, la tradición italiana está presente en cada hogar español en forma de Nacimiento. Es lógico que sea así parte de la decoración de estas fechas. Y qué mejor manera de celebrar este día que realizando un pequeño recorrido por los 5 belenes más bonitos de España.

Uno de los mejores ejemplos de Belén napolitano es el del Palacio Real de Madrid. Fue Carlos III el que, una vez proclamado rey de España, trajo desde Nápoles la costumbre de decorar con un Nacimiento el interior del palacio durante las Navidades. Regaló un pequeño pesebre al infante Carlos, quien luego iría ampliando con más figuras. La tradición real fija que cada año se vaya cambiando los escenarios donde ocurren los hechos, ya que en los belenes napolitanos las escenografías tenían carácter efímero.  Así que, junto al frutero del mercadillo, al pastor con sus ovejas o al carpintero se puede encontrar una cabina real transportada por dos sirvientes con el príncipe en su interior, una representación de la fuente del Espinario de los jardines de Aranjuez o los bancos de los jardines de La Granja de Segovia. Con lo dicho, se puede adivinar que la temática de la escenografía de este año son los jardines de los Reales Sitios. El pesebre podrá visitarse hasta el 14 de enero en la Sala de Alabarderos.

Uno de las representaciones más bonitas, y que puede visitarse fuera de temporada navideña, es el Belén Salzillo. El escultor murciano es el que más destacó en esta especialización. Lo realizó como encargo para Don  Jesualdo Riquelme y Fontes, un noble murciano. La tradición de los pesebres ya había arraigado en España fuertemente, pero Salzillo incorporó una novedad. Los campesinos se convirtieron en los modelos para la representación de sus figuras. Y con ello, la representación ganó en veracidad. Sus 556 figuras son un dechado de buen gusto y maestría. Y los 372 animales que lo conforman  denotan la espectacularidad del encargo en su momento. El conjunto se puede visitar en el Museo Salzillo de la capital murciana.

En la ciudad de Jerez de la Frontera se encuentra el Museo del Belén. Está situado en una de las antiguas bodegas de Williams & Humbert. En su interior alberga uno de los pesebres más impresionantes del país. Su extensión es de unos 250 metros cuadrados y en él se representan seis escenas bíblicas, desde la Anunciación hasta la Huida a Egipto.  Lo más importante de este Nacimiento es la cantidad de detalles que incluye, con un significado mucho más profundo a ojos del espectador. La posición de los personajes dentro del escenario, los elementos paisajísticos y sus significados… cada uno forma parte de algo más que un deleite visual.

Uno de los pesebres más curiosos es el de la iglesia de Santa María de los Reyes, en el pueblo alavés de la Laguardia.  Las figuras datan del siglo XVIII y pertenecen, a la época del estilo rococó. Estas tallas están realizadas en madera policromada pero constan de una peculiaridad: son articuladas. Así, este Nacimiento es todo un Belén “viviente”. Sus figuras se pasean por el escenario y representan los pasajes más representativos de estas fechas. Eso sí. Tienen horario para las escenificaciones que más vale consultarlo.

Por último, el Belén Monumental de Jerez de los Caballeros es uno de los más espectaculares, al ser el mayor de toda Europa. Ocupa una superficie de 610 metros cuadrados y está formado por unas 10.000 figuras.  Pertenece a la familia Bartolomé, quien lo cede para su exposición todos los años. En él se recogen las seis escenas de la Biblia que representan el Nacimiento de Jesús, todo con un detalle y una laboriosidad meticulosa. Se podrá visitar hasta el próximo 7 de enero.

Y uno que hay que mencionar, para todos los golosos amantes del chocolate, es el Belén de Chocolate de Rute, Córdoba, realizado por Galleros Artesanos.

Se nos quedan muchos en el tintero. Pero seguro que podéis ampliar esta lista con muchísimos más en todos los rincones de España.