El pasado jueves Lola Flores volvía a ser tendencia, ya no solo porque si estuviera entre nosotros habría cumplido 98 años, sino porque la marca de cervezas Cruzcampo lanzaba su espectacular tributo a la ‘Faraona‘.

Una campaña que en poco tiempo se ha levado como una de las mejores nunca antes vista en los medios de comunicación de nuestro país. Un anuncio que nos recordaba el «empowerment» femenino o lo que la artista recalcaba: el poderío.

Más de 25 años después de su muerte, Lola regresa a nuestros hogares para recordarnos la importancia de cada uno de nosotros, de nuestras raíces y cómo podemos dejar huella por dónde pisamos. Una visión única e impactante de la artista que demuestra el poderío de España como una de las principales potencias de efectos especiales del mundo.

La agencia de publicidad OgilvyMetropolitana, el estudio de efectos especiales y postproducción, han sido los artífices detrás del proyecto. Además, el apoyo de la familia Flores ha sido crucial, ya que han participado en todo momento en la creación del spot aportando material gráfico, además de autorizarlo: «nosotros trabajamos con ideas de otros, pero hay líneas que no se pueden cruzar», explica Ramón Arteman, director de Metropolitana para eldiario.es. «En algún caso, no puedo dar nombres, hay proyectos en los que las marcas han intentado usar la imagen de personas fallecidas pero sus herederos no lo han permitido, y no se ha hecho».

El spot ha recibido abundantes halagos, pero también ha puesto preguntas sobre la mesa como hasta dónde esta la publicidad dispuesta a llegar por vender una marca utilizando la imagen de personas fallecidas. La tecnología deepfake se usa en grandes producciones cinematográficas para cambiar la cara y voz de una persona por las de otra, recreándola artificialmente para que diga o haga lo que el autor quiera.

Para traer de vuelta a Lola Flores, Metropolitana usó algoritmos de inteligencia artificial y una base de datos de 5.000 imágenes, de las que estos obtuvieron todos los patrones de movimiento y perspectiva de su rostro.

Los artesanos de Lola Flores

Meses de trabajo artesanal para recrear con la fidelidad que se merece a la Faraona. Moldeando a mano la forma de las cejas, la distancia entre las cejas, los ojos o la raya del pelo. Un trabajo minucioso que al producir la voz les llevó a realizar varias pruebas con imitadoras, pero, finalmente, la familia decidió que fuera la de su hija Lolita la que se utilizara como base. La artista imitó la voz de su madre en un proceso de profunda postproducción, ya que se utilizó un software especial para modificar el tono o modular el timbre para acercarlo al original.

La atención a los detalles fue crucial para poder dar vida a Lola, ya que su familia no quitó ojo al proyecto. Esto provocó que los trabajos se alargaran. Retrasándolo de marzo del año pasado hasta hace unos días, ya que gran parte del tiempo se empleó en satisfacer los requerimientos de la familia Flores para recrear fielmente la cara de la folclórica sobre la de la actriz Mariana Taranto.

Pero no sólo los detalles supusieron un retraso y complejidad en el spot, sino que el recuerdo y la cantidad de material de la artista provocaron que tuvieran que «escoger una época concreta que sirviera de referencia, algo que hicimos entre nosotros, la agencia y la propia familia. Nos presentaron unas cien fotos y nos preguntaron cuál nos gustaba. Cogimos una imagen de Lola que fue como un tótem», explica Ramón Arteman, director y cofundador de Metropolitana para xataka.com.

Para el proceso de creación del deepfake, se usaron dos programas específicos. El primero fue FaceSwap, software de código abierto basado en TensorFlow, Keras y Python; pero para la segunda fase se requería algo que permitiese realizar un trabajo más artesanal. Para ello se utilizó DeepFaceLab que añadió el valor de los pequeños detalles, como optimizar la mirada para que fuese «más felina» o ajustar el tamaño de las orejas.

Un trabajo espectacular que ha conseguido resucitar a Lola Flores, convirtiéndola en la estrella que fue.