Septiembre de 2009. Museo Metropolitano de Nueva York. El matrimonio más importante de Estados Unidos, los Obama, se citan con sus homólogos españoles, el por aquel entonces presidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero y su esposa Sonsoles Espinosa. Les acompañaban dos jóvenes de tétrico aspecto, pero de inocentes intenciones. Se trata de sus hijas, Laura y Alba, de look gótico, que lograron robar toda la atención que se supone debía centrarse en dos de las parejas más relevantes de la política internacional. La instantánea poco duró en la web oficial de la Casa Blanca. Por deseo expreso del mandatario socialista, esa imagen debía retirarse para preservar la intimidad de sus niñas. Tarde. La foto en pocas horas se convirtió en todo un fenómeno viral y las zapateras en ‘estrellas satánicas’ de la Red.
A pesar de sus sonrientes acompañantes, las comisuras de los labios de las jóvenes permanecen inalterables. Les hace tanta gracia la instantánea, como a los responsables de La Moncloa. Quizá ahora, los cientos de montajes fotográficos que pululan por la Red, fruto del ingenio de ociosos internautas –algunos de ellos con censurable mala leche-, les haga cambiar de idea. Quizá no. Con el Gobierno nunca se sabe. No obstante, desde MalaTinta hemos querido rescatar del olvido estos desternillantes y terroríficos trabajos, con motivo de las últimas informaciones publicadas por Vanitatis en la que, además de informar del cambio de look de las jóvenes, también hablan de la relación laboral de Laura, la mayor de ellas, con la madrileña sala Kapital, donde se encuentra realizando sus prácticas profesionales como realizadora audiovisual. Y es que la primogénita del ‘presi’ también es artista, como su madre, que es una reconocida soprano y eminente flautista.
Ya no son oscuras. Ya no visten de riguroso negro. Y, por mucho que se comentase en la Red, no adoran a Satán o a las artes oscuras, aunque los diversos fotomontajes apunten a esta dirección. Qué malintencionados. Qué divertidos. Les dejamos con una selección de estos montajillos, repletos de sangre, miembros cercenados de sus cuerpos, referencias a la familia Adams y otros monstruos de nuestra iconografía popular y en los que, en la mayoría de los casos, es el matrimonio Obama los que terminan peor parados. Unas auténticas obras de arte de andar por casa, más propias de Halloween que del romanticismo con aroma a merengue que dejó tras de sí San Valentín.
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Perdonad la calidad de las imágenes, pero teniendo en cuenta que la original se eliminó a las pocas horas de publicarse, tan sólo las que fueron ‘robadas’ consiguieron dar su divertido fruto en las redes sociales.
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