Dibujar el paisaje pero para remodelarlo y organizarlo de nuevo. Bajo esta premisa, la artista británica Olivia Kemp crea enormes dibujos que parece no tener ni principio ni fin. Olivia lleva dibujando desde que era una niña, construyendo mundos imaginarios a través de paisajes reales para reproducir, reinterpretar y plasmar sobre el papel lo que ella considera una necesidad vital.

El proceso que sigue Kemp consiste en básicamente memorístico. Realiza estudios previos sobre determinados lugares, en concreto, Noruega, Italia y Escocia. El buen conocimiento de las ciudades de estos países le permite poner sobre el papel la arquitectura de estos lugares. Además, logra una combinación perfecta integrando animales, plantas y sitios pintorescos de cada uno de ellos dentro de esos megapaisajes que crea. La mayoría de ellos son reconocibles a simple vista.

El resultado es un paisaje creado a partir de la materia prima real y existente pero que incluye elementos imaginarios, como puede ser cabañas colgadas de los árboles, bosques frondosos, islas… Cualquier elemento puede ser idóneo para conformar estas extensas obras realizadas a boligrafo. Eso y el trance artístico en el que cae cada vez que realiza una de ellas. Así el espectador, con sólo observar el papel, puede contemplar que está ante el fruto de horas de trabajo y entrega por parte de una artista consagrada y con sello propio.