Estas fechas suelen ser habituales de los balances anuales. Valoramos éxitos y fracasos como el que revisa las cuentas de una empresa.

Analizamos medallas  y ‘cagadas’, esperando no repetir las malas jugadas el año siguiente. Desgraciadamente nuestros errores o los descalabros propios de la vida, generan un dolor que a veces nos hacen quedar estancados en el pasado. Experimentamos el miedo a la pérdida, a equivocarnos de nuevo, y quedamos anclados en el bloqueo, nos impide avanzar.

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Hoy os traemos el corto de ‘El hombre que tenía miedo de caer’, que pone de manifiesto cómo, la altura y los logros, son susceptibles de vértigo. El propio miedo a caer o a perder lo que consideramos valioso, nos hacer retroceder.

Sin embargo, las caídas y épocas de crisis, tienen un sentido y una función en nuestra vida. Nos enseñan y se repiten de forma cíclica, como un bucle que nos visita cada cierto tiempo. Barreras que la vida nos obliga a atravesar, obstáculos de que debemos aprender a sortear de una forma nueva para crecer y pasar de pantalla.

Es como si la vida fuera un videojuego, donde seguirás ‘muriendo’ en cierta pantalla si no aprendes a hacer las cosas de forma diferente, si no aprendes el truco para pasar a la siguiente. Lo curioso además, es que no todos quedamos atascados en la misma pantalla, cada uno debe enfrentarse a sus propias dificultades para llegar a la batalla final.  Lo parte positiva de los tropiezos y las crisis es que nos ayudan a poner límites. Nos hacen sentir que ya no podemos perder nada en el camino, lo que desbloquea el miedo y nos sirve de trampolín, para coger impulso y remontar.

¿Te has planteado alguna vez cuáles han sido las crisis de tu vida y para qué te han servido?

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