La nueva moda del grafiti ecológico

Cada vez nuestra sociedad (o al menos algunos) parece más conciencia con la importancia del medio ambiente y como nuestras acciones afectan al medio ambiente. Esto es con todo, desde la cantidad de agua que malgastamos sin darnos cuenta, la contaminación lumínica e incluso el uso de aerosoles. Con esto último no me refiero a los kilos de laca que Merche de Cuéntame debería dejar de usar, más bien a los aerosoles que se usan en el grafiti.

Para muchos el gaffiti puede resultar un acto vandálico, pero desde Malatinta lo consideramos una forma más de arte que en ocasiones sirve de critica a la sociedad e invita a la lucha social, la crítica política o, simplemente, a la reflexión o contemplación artística. El moss grafiti (Grafiti de moho) es un ejemplo perfecto, resulta una alternativa divertida  a la vez que ecológica y revindicativa. Para crear este «grafiti vivo» se realiza un diseño estampado en paredes de la ciudad con materiales vivos o naturales como el musgo o el barro. La mayoría suelen encerrar mensajes con conciencia y crítica ambiental.

La artista húngara Edina Todoki es una de las artista más representativas de esta técnica. Ella misma habla de que el objetivo de su «guerrilla verde» es acercar un poco más la naturaleza a nuestras vidas así como intentar que la gente reflexione sobre el planeta.

Está claro que este método es más efímero que los grafittis convencionales, pero esto precisamente resulta inspirador para muchos artistas. La inglesa Anna Garforth es una de ellas y también se atreve con el uso del musgo para expresarse. En su caso se sirve principalmente de la palabra, una de sus obras en colaboración con Eleanor Stevens, muestra una cita del Profeta Khalil Gibran: “If this is my day of harvest, in what fields have I sown my seeds?” (“Si este es mi día de la cosecha, ¿en qué campos he sembrado mis semillas?”)

Lo mejor de todo es que ¡cualquiera puede hacerlo! Sólo necesitas:

3 tazas de musgo (No lo arranques de la naturaleza, se puede encontrar por la ciudad y no dañáis ningún ecosistema)
2 tazas de suero de leche o 2 tazas de yogur (debe ser yogur natural)
2 tazas de agua o cerveza
1/2 cucharadita de azúcar
Una licuadora que no quieras volver a usar para hacer la mezcla. Con esto ya puedes ponerte a pintar paredes y sólo necesitarás humedecerlo una vez a la semana con agua y esperar que crezca.

Después de ver los resultados solo nos queda decir ¡Verde que te quiero verde!

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1 Comentario

  1. Isabel Salazar

    Me parece genial el método. Estoy elaborando un proyecto para un club de grafitti con alumnos
    de secundaria, para hacerlo de manera artística, y sumarle la parte ecológica me pareció interesantísimo y educativo

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