Y por fin, el martes llegó la esperada noche de la gala del MET. Una noche bautizada como los Oscars de la moda que reúne a las estrellas y modistos más importantes del momento, dispuestos a pagar los 25.000 dólares que cuesta el cubierto. Y es que, cada año desde 1973, el Museo Metropolitano de Nueva York celebra una gran gala dedicada a un diseñador o a una tendencia concreta, y que este año rendía homenaje al couturier anglo-americano Charles James (1906-1978) y a su aportación a la Alta Costura. Una cita que con la llegada de Anne Wintour a la organización en 1999, se ha convertido en uno de los eventos más importantes del mundo de la moda y que ya ha homenajeado a numerosos diseñadores de la talla de Miuccia Prada, Elsa Schiapelli o Alexander McQueen y en la que todos los asistentes reinterpretan -o deberían- la temática de la gala a través del dress code, que este año no era otro que un formal formal White Tie and Decorations.

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Sarah Jessica Parker, Diane Kruger, Rihanna, Beyoncé, Blake Lively, Emma Stone, Marion Cotillard, Charlize Theron, Victoria Beckham, Bradley Cooper, Sean Pean, Jonnhy Deep… una infinita lista de invitados VIP que no se quisieron perder el evento, luciendo  sus mejores galas para homenajear al que fuera considerado el origen de la Alta Costura en Estados Unidos. De esta forma, pudimos ver cinturas bien marcadas e increíbles faldas al más puro Charles James, escotes corazón, volantes y muchos pliegues en los innumerables vestidos de las asisentes. Curiosamente, y a pesar de lo esperado, ninguna de las asistentes vistió un diseño del modisto aunque, eso sí, la gala nos dejó, un año más, vestidos de ennsueño para recordar como el glamuroso Gucci de Blake Lively o el maravilloso Oscar de la Renta de Sarah Jessica Parker.

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Nacido en Inglaterra pero adoptado por la moda estadounidense, Charles James fue un diseñador perfeccionista con un gran temperamento. Cuenta la leyenda que el modisto era inflexible con sus clientas cuando se trataba de lucir sus arquitectónicas y esculturales creaciones. Charles James «nunca dejaba a la perfección que llegara sola, siempre estaba pensando en que todo era el penúltimo escalón hacia ella», afirmaba el comisario de la exposición Harold Koda al recordar sus vestidos «delirantes y románticos». Sus diseños se basaban en la arquitectura y la funcionalidad, así como en la belleza que quería transmitir y estaban diseñados con una gran precisión que incluso le podía llevar años en confeccionarlos, lo que le ha convertido en merecedor este 2014 de este importante homenaje.

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«Un gran diseñador no busca la aceptación. Desafía a la popularidad y, por la fuerza de su convicción, consigue convertir en popular aquello que había generado odio en el público en un primer momento», fue uno de los lemas de James, con el que se ganó la admiración de grandes maestras de la moda como Diana Vreeland, Marlene Dietrich o Coco Chanel. Pero no sólo conquistó a ellas, sino también a importantes modistos como Balenciaga o Christian Dioir. De hecho, este último afirmó que había sido James el “inspirador” de su línea Corolle, es decir, el del New Look de amplias faldas y chaquetas entalladas que todas las mujeres vestirían en los años cincuenta.

Charles James: Más allá de la moda es el título de esta muestra, que desde el 8 de mayo al 10 de agosto, expondrá 65 vestidos y varios bocetos y maniquíes del diseñador en el MET. En la exposición se podrán ver los vestidos más destacados del modisto, como sus icónicos «Hoja de Trebol», «Taxi», «Mariposa» o «Cisne»,y donde además, los lazos entre la arquitectura y la indumentaria estarán reforzados por maniquíes digitales y herramientas que ofrecerán panorámicas de 360 grados en algunas de las obras.

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