La National Gallery de Londres ha inaugurado recientemente la exposición dedicada a la artista romana Artemisia Gentileschi. Mucho se viene hablando de la pintora italiana durante los últimos meses como uno de los ejemplos de feminismo que, actualmente, está tan de moda en todo el planeta. La realidad es que la obra de esta artista, reconocida en su tiempo, llegó hasta la corte de Carlos I de Inglaterra. Por ello, Londres le rinde homenaje recuperando su legado y dándolo a conocer a las nuevas generaciones.

Jael y Sísara, Artemisia Gentileschi

Tal vez, para entender la importancia de la pintura realizada por mujeres en la historia del arte, haya que volver la mirada al Renacimiento. La mayoría del público sabe que el Renacimiento fue el momento decisivo de la recuperación del arte que se realizaba en la Antigüedad clásica en la península itálica. Pero esta recuperación se hace desde una mirada histórica, donde los humanistas renacentistas se sitúan frente al hecho antiguo y se definen a partir de él. El Renacimiento recupera todo el conocimiento de alguna manera olvidado de ese pasado clásico, pero lo reinterpreta en una época y un contexto diferente. Por ese motivo, el re-nacer de este periodo es único y se desmarca del vivido en la época de grecorromana.

Autorretrato, Artemisia Gentileschi

Es en este contexto cultural donde, antes de la llegada de Artemisia Gentileschi, le precede la figura de Sofonisba Anguissola. La carrera artística de esta extraordinaria pintora se comprende desde una perspectiva social. Anguissola procedía de una familia noble venida a menos. Lo habitual en aquel siglo XVI, era que las mujeres de las altas clases sociales adquirieran conocimientos mediante preceptores y pudiesen desarrollar sus talentos, incluyendo conocimientos artísticos. Con ello, las reuniones sociales frecuentemente se amenizaban con música, poesía, baile e incluso charlas de los más variados temas. Una educación esmerada permitía a las mujeres poder brillar en esos círculos sociales y llevarse el mejor partido. Porque el matrimonio, como la sociedad de la época marcaba, era el fin último de una mujer.

Alegoría de la PIntura, Artemisia Gentileschi

Sin embargo, como en todas las épocas, hay personas que no tienen por qué seguir la norma estipulada. En el caso de Sofonisba fue así. La artista cremonense fue de las primeras mujeres de su época en poder estudiar arte y sentó un precedente que muchas otras pudieron disfrutar a posteriori. Incluso pudo conocer al mismísimo Miguel Ángel, que quedó prendado de su talento y la orientó en su carrera hasta que el de Caprese murió. Tal fue el reconocimiento del arte de Anguissola que Vasari llegó a hablar de su arte y el rey Felipe II la llamó para formar parte de los pintores de corte, llegando a ser tutora de las dos hijas del rey.

Judith decapitando a Holofernes, Artemisia Gentileschi. Este cuadro es concebido como la catarsis de la artista ante el funesto episodio vivido con Agostino Tassi

Así cuando, a comienzos del siglo XVII en plena efervescencia barroca, Artemisia Gentileschi empezó a aprender el oficio de pintora en el taller de su padre, el pintor Orazio Gentileschi, no era raro que las mujeres estudiasen bellas artes. Tal vez no fuera algo normalizado, pero tampoco era una rareza. Y menos al ser hija de un conocido pintor. Realmente, la vida de la artista cambió con el trágico episodio de su violación, cometido por su profesor el también artista Agostino Tassi. El juicio, cuyos documentos pueden verse en uno de los vídeos que la National Gallery ha producido con su contenido, supuso un duro momento al que se enfrentó con valentía. Desde entonces, su pintura se convirtió en el medio de expresión por el que poder descargar todas esas emociones negativas contenidas, como una especie de catarsis psicológica y emocional.

María Magdalena como Melancolía. Artemisia Gentileschi

Este bache en su vida personal no supuso un alto en su camino como artista. Al contrario. Sus obras fueron ganando, con el paso de los años, en madurez pictórica y profundidad. En la ciudad de Florencia encontró el éxito que merecía. Allí fue nombrada pintora de corte por Cosme II de Médici, fue aceptada en la Academia de Bellas Artes de la ciudad florentina y tuvo amistad con otros y artistas, así como con el célebre científico Galileo Galilei.

Susana y los Viejos, Artemisia Gentileschi

Artemisia no fue la única de su época que gozó del privilegio de ser aceptada en la Academia florentina. A unos cientos de kilómetros, en la ciudad holandesa de Haarlem, la artista Judith Leyster entraba a formar parte del gremio de pintores. Tal fue la fama y el éxito de Leyster que creó su propio taller de pintura e incluso muchas de sus obras, después de su muerte, fueron atribuidas por los especialistas a Frans Hals. Estos hitos femeninos en el mundo del arte suponen un antes y un después en una profesión donde el talento está por encima del género del artista.

Judith y su criada, Artemisia Gentileschi

De Florencia Artemisia pasaría por un breve periodo en Roma, para trasladarse a Génova, Venecia y finalmente Nápoles. En la ciudad napolitana gozaría de la protección del virrey y desarrollaría una carrera prolífica hasta su muerte. Tal es así que es durante este periodo cuando el rey inglés Carlos I nombra a su padre pintor de corte y se traslada con él a Londres, por un breve periodo de tiempo, para decorar el techo del palacio de Placentia en Greenwich .

Dánae, Artemisia Gentileschi

Artemisia Gentileschi puede ser definida como una artista muy conocida en su época, aunque su fama no haya trascendido como la de otros artistas hasta nuestros días. La recuperación de su obra y su figura nos permite adentrarnos en el interior de la artista, viendo el mundo a través de sus ojos y de sus sentimientos. Si comparásemos los cuadros de Artemisia con cualquiera de los artistas barrocos que fueron coetáneos, comprenderíamos tanto aquello que les une como pintores como aquello que les separa en su forma de comprender la vida. Solo de esta manera tenemos una perspectiva completa del siglo XVII, tanto del oficio de pintor como de la sociedad de esa época.