Los openings o cabeceras son, en la gran mayoría de los casos, la carta de presentación de toda serie. En ella, se sintetiza el estilo, tramas y actores principales que forman parte del reparto. Pero, desde hace un tiempo, estas cabeceras han empezado a tomar protagonismo dentro de las propias series siendo auténticas obras de arte.
Todos recordamos cabeceras míticas de televisión como la de The Brady Brunch, donde un matrimonio recién casado convive con los hijos de cada uno, tres chicos del hombre y tres chicas de la mujer. En su opening, se presentaban a los personajes de forma dinámica y transgresora para la época.
En prácticamente toda serie, el opening es la introducción de las características principales de las series, así como el camino que llevará. La serie Dallas, presentaba a los protagonistas y, a su vez encaminaba al espectador, sobre la trama principal tierras, petróleo y adinerados personajes enfrentados entre sí o, en la mítica serie de ciencia ficción V, The Visitors, donde se podía ver como las naves extraterrestres llegaban a la Tierra y empezaba la encarecida lucha entre los terrestres y los visitantes.
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Hacia los años 90 esta línea empezó a cambiar y el recurso de aprovechar la banda sonora para reconocer la serie de una simple escucha comenzó a cobrar protagonismo. Toda serie que se preciara, la melodía que le acompañaba era pegadiza y el espectador la reconocía con sus primeros acordes. Casos como The Fresh Prince of Bel-Air (El príncipe de Bel-Air), en la que el rap cantado por el propio Will Smith junto con la cómica intro, explicaba el punto de partida de la serie. Un joven residente en Philadelphia, se mudaba a casa de sus tíos ricos, en Bel-Air, para no ir por mal camino y no tener problemas con los tipos duros de su barrio. Gracias a esta intro, se descartaba la idea de crear un capítulo piloto, en el que contar la historia inicial. Otro ejemplo bastante claro fue Friends, que con su I’ll be there for you consiguió que la banda The Rembrats fuera reconocida internacionalmente gracias a una intro de apenas 47 segundos. Pero también se pueden ver casos donde, los openings han sido auténticas obras de arte; la magistral cabecera de X-Files, donde no se sabía diferenciar si lo que íbamos a ver era real o ciencia ficción, nos presentaba a los protagonistas con sus placas identificativas del FBI, entre imágenes de ovnis, junto a unos presuntos fantasmas con una música que ha inquietado y marcado a una generación con el lema The truth is out there.
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Si hablamos de cabeceras inquietantes y tenebrosas, las de American Horror Story se llevan la palma. La serie, en la que todas sus temporadas son en realidad series independientes, en cada una de sus intros juega con las imágenes para producir en el espectador, desde el primer segundo, la sensación que encontrará viéndola: temor, inquietud, incertidumbre. Os dejamos las intros de las tres primeras temporadas: American Horror Story, Asylum y Coven.
Pero, al igual que la forma de hacer series ha evolucionado, sus cabeceras han hecho lo mismo y, en la actualidad, podemos encontrar maravillas minimalistas, así como «pequeños cortos” dignos de poderse emitir por separado.
Intros como la de Games of Thrones, donde te realizan un paseo por los sietes reinos mientras van recreando la creación de cada uno de ellos. Una obra maestra que bien cabe destacar no solo por su forma de presentar la serie, sino por la estupenda banda sonora del compositor Ramin Djawadi.
Otra cabecera muy recomendable para todos los amantes de la televisión es la de la serie The Newsroom, creada por Aaron Sorkin. En ella nos muestran como se crea un informativo desde dentro de una redacción. En su intro, nos regalan unas estupendas imágenes históricas de cómo ha ido evolucionando la televisión de estos espacios televisivos.
Hoy en día nos atreveríamos a destacar una tendencia que se va utilizando cada vez más dentro de las producciones televisivas: Contraponer el estilo musical de la cabecera a la temática de la serie. Una técnica que ya utilizan series como True Blood, donde el country de la banda sonora se contrapone a las imágenes de presentación, sangre fresca para un estilo de música poco recurrente para los openings. Otra de las series que utiliza este recurso es la drama-comedia Orange is the new black, el estilo pop rock de Regina Spektor con You´ve got time pone banda sonora a una continuación de primeros planos de ojos y bocas de reclusas durante más de un minuto.
No todas las cabeceras de las series son utilizadas como presentaciones. Series como Once Upon A Time o Lost, que utilizan una intro de unos pocos segundos de duración y en la que sólo podemos ver su título en primer plano y unas imágenes de algún hecho destacado del capítulo.
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Pero si hablamos de intros, la más destacada de todas es, sin lugar a dudas, la de la mítica serie de animación The Simpsons. Mil versiones diferentes, recreando diferentes openings como la de Game of Thrones, The Hobbit o realizadas por diferentes creadores de renombre como Guillermo del Toro o el grafitero Banksy, aunque lo más destacable es que, en cada introducción, hay dos variaciones, el texto que escribe Bart durante su castigo en el colegio y el momento en que toda la familia se reúne en casa frente a la televisión.
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