Estados Unidos, ése país deseado, soñado e idolatrado por miles de inmigrantes de Centroamérica y América Latina que, en su búsqueda por un futuro mejor, se juegan la vida sin importarles el alto precio a pagar. 50 estados conforman el denominado «sueño americano» para el que muchos están dispuestos a morir. Con más de 40 millones de inmigrantes y una frontera con México de 3.000 km, entrar en sus tierras nunca ha sido nada fácil y los habitantes de Tequisquiapan los saben a la perfección. Considerada la ciudad más feliz de México ubicada en el Estado de Querétaro y renombrada como «Pueblo Mágico», pone cara a una de las mayores tragedias del mundo: la crueldad de la inmigración.
Una ciudad que ve lo que el resto del mundo se niega a ver y que, bajo el llamado “tren de la muerte» o «La Bestia”, cientos de emigrantes procedentes de Honduras, Nicaragua, El Salvador y Guatemala son secuestrados, violados, torturados y asesinados por equipos de seguridad privada del ferrocarril. El 90% de los emigrantes de origen centroamericano que utilizan este tren para llegar a Estados Unidos, no llegarán vivos a su destino.
El tren de la muerte
Enorme, monstruoso, «La Bestia»… Así conocen al «tren de la muerte». Ése tranvía que es un auténtico asesino de emigrantes sin papeles, sin nombre, sin derechos, sin futuro. Un tren en el que si quieres sobrevivir tienes que estar muy despierto a todo lo que sucede en él. Tras vivir la realidad de Ciudad Juárez, la ciudad más peligrosa del mundo para la mujer, en esta ocasión, el artista Omar Jerez, junto a Julia Martínez, en su viaje por Centro América, han conocido de primera mano lo que desde hace quince años los habitantes de Tequisquiapan llevan denunciando.
Un viaje aterrador que comienza en Chiapas y que pasará por zonas dominadas por los Zetas, uno de los carteles de drogas más peligrosos de todo México, además del propio peligro del ferrocarril: su personal. «La misma empresa como pretexto de proteger el material que llevan, los vigilantes aparte de torturar, maltratar y asesinar a los emigrantes, roban todas las pertenecías de valor que llevan, para así, complementar su salario y enriquecerse a costa de su indefensión», comenta Omar Jerez en declaraciones para MalaTinta. «Niños que presencian en directo como raptan a sus padres o los decapitan dejando en sus vías a la mayoría de las criaturas huérfanas, teniendo que continuar el trayecto solos. Si lo consiguen, llegan a su destino arrastrando unas secuelas traumáticas difíciles de asumir, ya que han sido testigos en primera fila de la atroz pérdida de sus progenitores. Otros, son secuestrados para trabajar en los campos de “coca” 18 horas diarias sin posibilidad de escapar; un estado de esclavitud a los que son forzados de por vida. Las mujeres son violadas, raptadas y obligadas a trabajar en redes de prostitución por los Zetas«, comenta Jerez.
Pero el trayecto es largo y complicado, un total de 15 trenes serán los que tendrán que tomar todo aquél emigrante que quiera llegar a Estados Unidos. «Muchos de ellos, al tener que cambiar constantemente de tren, sufren amputaciones, se desangran por no recibir asistencia sanitaria, ya que cuando sufren este tipo de lesiones y accidentes, suelen estar en zonas despobladas. No existe posibilidad real de ir a un hospital, por lo que la mayoría de ellos, prefieren enlazar con otro tren por temor a que los deporten, asumiendo el riesgo que ello supone para su vida al sufrir la amputación sin tratamiento de un miembro del cuerpo», declara Jerez. Un camino tortuoso que tiene una cara amable, Martín Martínez Ríos, Vicepresidente de Estancia del migrante González y Martínez.
Quince años ayudando a los que se juegan la vida en «La Bestia», en busca de un futuro mejor. Esta organización que no recibe ningún tipo de ayuda del Estado, conformada por Martín, su mujer e hija y una serie de voluntarios ayudan a los emigrantes a evitar morir de hambruna o deshidratación, arrojándoles bolsas con comida y agua. Además les brindan alimentos, medicinas, ropa, asesoría legal (en caso de ser detenidos para que no le deporten a su país de procedencia).
«Estancia del migrante González y Martínez han sido amenazados de muerte en multitud de ocasiones por ayudar a los migrantes; en el tiempo que estuvimos con ellos, nos relataron que tres días antes estuvieron a punto de ser disparados por los empleados armados y con pasamontañas que la empresa de ferrocarriles tiene contratados, al confundirlos con migrantes» comenta Jerez.
Un viaje al que ahora ponemos rostro, gracias al documento gráfico que el mismo Jerez ha grabado para conformar su performance «La Bestia». Un trabajo que nos muestra la cara y la cruz de la moneda del «sueño americano» y para el que cientos de emigrantes indocumentados dan su vida…¿Quiénes son?, ¿quiénes les reclamarán?, ¿alguien les echará de menos?
juanfrancisco Gómez
Personalmente me resulta un trabajo necesario para dar a conocer una tragedia de escala internacional de la que yo no tenía conocimiento.
Observar como lanzan bolsas de alimentos a los inmigrantes se te hace un nudo en la garganta.
Malatinta
Hola Juan Francisco,
La verdad, es que poder publicar y transmitir este tipo de intervenciones nos permite visibilizar y mostrar a los lectores una realidad muy amarga, pero que existe en pleno s XXI y que, gracias a artistas como Omar o Julia podemos conocer de primerísima mano.
Muchas gracias por tu apoyo
Luis
En los foros internacionales todos están de acuerdo que se permite los fenómenos migratorios para reducir población.
Un genocidio silencioso.
Sevi
Mis respetos a todos los artistas que trabajan por el bien común.
El arte contemporáneo te regala gratas reflexiones.