Allá por 1962, cuando el fulgor de Marlon Brando comenzaba a desvanecerse y la prensa le atacaba sin piedad, respondió a una serie de preguntas en una entrevista:

«—¿A qué se deben, según usted, sus grandes éxitos?
—Quizás empezó mi suerte al actuar ante las cámaras de forma distinta a los demás.
¿De todos los actores salidos del Actor’s Studio, cuál es, a su juicio, el mejor?
—Sin duda alguna James Dean.»
¿La regla principal de su vida?
—Vivir de cualquier manera, sin regla alguna.»

Por entonces Jimmy ya había fallecido en una accidente de carretera a bordo de su «Littel Bastard«, tal y como apodó al Porsche 550 Spyder del que se enamoró perdidamente. Gran admirador de Brando y Montgomery Clift, actores que destacaban por interpretar a personajes complejos y torturados, fue Cal Trask en ‘Al Este del Eden‘ (Elia Kazan, 1955), Jim Stark en ‘Rebelde sin causa‘ (Nicholas Ray, 1955), Jett Rink en ‘Gigante‘ (George Stevens, 1956), y aunque sólo hizo tres películas y murió antes de cumplir los 25 años, su talento áspero y único lo catapultó al estrellato y a la categoría de icono cultural internacional. Pero también se dijeron muchas otras cosas que no tenían nada que ver con Jimmy; que si era gay, que si era drogadicto, que si le gustaba derrochar, que si era un suicida, que si su coche estaba maldito (casualidades de la vida, para sumar más drama a la tragedia, grabó un anuncio concienciando a los jóvenes de que respetasen los límites de velocidad) y que ‘Rebelde sin causa’ también estaba maldita porque Natalie Wood y Sal Mineo murieron jóvenes y en extrañas circunstancias. Como muestra de su popularidad, existen millones de «fan art» creadas por seguidores y artistas.

Todo el mundo conoce a James Dean, el chico introvertido e inconformista que abre la boca cuando no debe y dice lo primero que le viene a la cabeza. Es impactante buscar sus películas en IMDb y ver rostros ancianos en el reparto de ‘Al Este del Eden’ a excepción de uno. Para ponernos un poco en situación, nos remontaremos a las audiciones que Kazan llevó a cabo para seleccionar al personaje de Aron, el mellizo de Cal. El papel se lo disputaban Richard Davalos (finalmente elegido) y Paul Newman, y en la prueba les piden a ambos que miren por encima de la cámara, a lo que James Dean responde «¿Te refieres al condenado objetivo?» y Paul Newman le dice que es un maleducado antes de estallar en risas.

Dean participó en varios anuncios y programas para la televisión antes de conseguir su primer papel en una película, lo que siempre había deseado, después de frecuentar cada noche los cafés y restaurantes donde la gente del cine solía reunirse. Allí cenaba junto a sus amigos en el Villa Capri para devorar trozos de pizza sin apenas un dolar en el bolsillo, siempre en un esquina apartada, alejado de los actores de verdad para no molestar, lugar que siguió ocupando una vez convertido en estrella. En uno de sus primeros trabajos, le dieron un papel muy pequeño sin diálogo en una presentación del Studio one de la CBS de Ten Thousand Horses Singing protagonizada por un jovencito John Forsythe (‘Dinastía’). Dean se las ingenió para sacar algo del papel. Primero dice «sí» en el mostrador. Y una vez en el ascensor, Jimmy dice al ascensorista a qué piso van. La reacción de John Forsythe hacia Dean es desternillante, sabiendo que no tenía diálogo y que aquello era TV en directo.

Sus Ray-Ban, el cigarillo colgando de la comisura de la boca al más puro estilo beat con un aspecto desenfadado, con una actitud dispersa de mirada perdida, dubitativa, misteriosa dijeron (esto último debido a su miopía y a nada más, acudía a las audiciones de las cadenas ABC y CBS sin ver un pijo), ha sido emulado por otros actores en fotografías y en la pantalla; desde la burda imitación de Justin Bieber en una sesión de fotos (aunque comparar a Robert Pattinson y a Luke Perry con Dean también tenga delito) hasta la reencarnación más fidedigna en lo que refiere a físico de James Franco. 

Lo que nos lleva a creer que la imagen ha sido distorsionada hasta convertirla en un producto o, venidos al caso, en una feria de entretenimiento y morbo. Son muy bonitas y épicas las frases de «Sueña como si fueses a vivir para siempre y vive como si fueses a morir hoy» o «Vive rápido, muere joven y deja un bonito cadáver.» Hay gente que se tatúa la frase en la espalda y eso está muy bien. Pero un hombre que firma un seguro de vida no es un suicida o un rebelde sin causa. Quizás su mayor rebeldía fuera ser más listo que el hambre o pelearse hasta la última línea de un guión (o hacerse notar en aquel canal televisivo para aprovechar al máximo la pequeña escena que le habían dado). Quizás fue no actuar como los demás, al igual que Brando y Monty, o que le gustara Billie Holiday, cuando todo el mundo creía que era un amante del Rock.

Jimmy destilaba pasión por todo aquello que sus manos eran capaces de alcanzar y moldear. Sus aficiones e intereses eran muy diversos y eclécticos, su energía creativa encontraba válvulas en todas partes. Estudió baile moderno, escribía poesía, tocaba los bongos y la flauta dulce, y aunque interpretar fue siempre su principal pasión, le encantaba dibujar. Lo que sí está claro es que da igual que pasen mil décadas y vengan nuevas generaciones, siempre termina siendo ese espíritu indomable que los jóvenes admiran. Por suerte nos quedan sus películas, interpretaciones que no se pueden manipular de ningún modo. Y al revisionarlas una y otra vez, el icono sigue vivo, eternamente joven, eternamente Dean.

Dibujos de James Dean. Vía jamesdeanfan.blogspot.comHeritage Auction GalleriesHeritage Auction GalleriesHeritage Auction Galleries

El pase de diapositivas requiere JavaScript.