Impresionados. Así nos hemos quedado tras ver el trabajo del artista hawaiano HULA que, con tan sólo unos botes de pintura acrílica, su tabla de surf en mano y mucho equilibrio, es capaz de pintar espectaculares murales hiperrealistas en cualquier rincón al que nadie podría acceder. Una obra que ya ha dado la vuelta al mundo, gracias a sus increíble nivel de detalle que, aunque a simple vista pudiera parecer sencillo, exige una brutal concentración.

HULA

Personajes que parecen estar ausentes del mundo. Figuras, cuyo único propósito es el de disfrutar sin interrupciones de sus relejantes baños. Bustos que gracias al uso del agua a modo de espejo parecen continuar sin un final, conformando una obra desestructurada y abstracta, gracias a la perfecta interacción entre la obra y el medio. Un trabajo que comenzó cuando tenía 21 años, al adentrarse en el estudio anatómico y de la figura humana, hasta entonces su obra se había centrado en el mundo del graffiti, acuarela y tatuaje. Una elección que le ha ayudado a que su trabajo de la vuelta al mundo.

Bajo el pseudónimo de HULA se esconde Sean Yoro, nacido en la isla de Oahu-Hawaii, en la que pasó gran parte de su vida en el mar, pero que desde hace unos años cambió su residencia a Nueva York, donde actualmente desarrolla su trabajo de creación artística y pictórica. Una serie que dentro y fuera del estudio no deja de sorprender, debido a su buena elección de la paleta de color e imágenes que consiguen trasladar al espectador multitud de sentimientos inexplorados. Con su exposición ‘Impermanence‘ en Tammany Hall de Nueva York, consiguió mostrar al público neoyorquino que su reconocido trabajo como muralista no le eximía de adentrarse en el estudio y crear su propia serie y producción artística.