Aunque pudiéramos pensar que IKEA no se atrevería nunca a «redecorar» obras de grandes maestros de la pintura como Van Gogh, Renoir o Hopper, estábamos muy equivocados. No es mentira que la publicidad ha tenido desde sus inicios al arte como foco de inspiración y ejemplo de renovación, una influencia que pesa «demasiado». Ejemplos de ello, han sido marcas como Lolita Lempicka o Adidas que se sirvieron de grandes obras maestras para realizar sus campañas de marketing.
Quizás sea por la falta de imaginación (que no creemos) o de las facilidades comerciales que provocan en el público, gracias a la semejanza con la obra pictórica, el gigante sueco ha decidido de la mano del fotógrafo inglés Tim Cole reinventar El almuerzo de los remeros (1880), de Pierre-Auguste Renoir, Nighthawks (1942), de Edward Hopper y Los comedores de patatas, de Vincent Van Gogh (1885), al más estilo IKEA, es decir, con sus propios muebles y en pleno siglo XXI. Todo con un único objetivo: reunir a las familias, animar a sus miembros a comer juntos y, por supuesto, convertir sus muebles en protagonistas de las reuniones familiares.
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