Es difícil imaginarse el Madrid del siglo XIX viendo día a día el del siglo XXI. Echando la vista hacia atrás, resulta cómico observar las fotos en blanco y negro del Madrid del XIX con su “bullicio” de aquel entonces, que no pasaba del tráfico de los coches de caballos y del griterío de la muchedumbre que paseaba por sus calles. El ajetreo diario se solía romper con las novedades que llegaban a través de las noticias de la prensa escrita, que informaban de cualquier hecho o suceso fuera de lo común, dentro de lo que se consideraba la “normalidad” del momento. Así, en el año 1886, en concreto el 12 de mayo a la caída de la tarde, se formó un tornado que recorrió media capital, dejando un balance de 47 víctimas mortales.

A finales de ese mismo año, tenía lugar la inauguración de uno de los hoteles con más veteranía en la ciudad que levantaron los Austrias. El Gran Hotel Inglés abría sus puertas para atraer el turismo de alto nivel, gracias a la implementación de grandes adelantos tecnológicos, propios de la época, y a la implantación de un restaurante en sus instalaciones. Cabe destacar que este hotel fue el primero en contar con un restaurante y en realizar la instalación eléctrica para abastecer de luz todo el recinto, un hecho meritorio para la época en la que la electricidad estaba en pañales.

A pesar de ser uno de los pioneros del lujo y el confort en la capital, años después este fantástico y elegante hotel cayó en el olvido. Hasta hace poco. El grupo hotelero Hidden Away ha recuperado su antiguo esplendor y lo ha rescatado para colocarle en el lugar de la historia que merece. El estudio neoyorquino David Rockwell ha sido el artífice de la remodelación que ha conseguido aunar tradición y modernidad con un diseño y una decoración fabulosos.

El acceso principal del Gran Hotel Inglés ya destaca con un original vestíbulo, que cuenta con una barra de bar circular y de fondo un grandioso botellero realizado en cuero y bronce. La decoración principal, con el empleo de madera, mármol y la combinación de tonos verdes y grises, le otorga un toque de elegancia y confort. Otro de los encantos de este espacio único es, sin duda alguna, el llamado Salón de las Letras. Este hermoso lugar cuenta con una bellísima biblioteca de 600 volúmenes de escritores de habla hispana de la editorial Zenda. Con ello, el hotel rememora su pasado histórico como espacio de tertulia e intercambio intelectual, donde acudían grandes personajes de la cultura como Benito Pérez Galdós o Valle Inclán.

El restaurante del Gran Hotel Inglés ha sido bautizado con el nombre de Lobo 8 y, a decir verdad, se puede observar la decoración de este mamífero en platos, vasos y azulejos del local. El nombre es un homenaje a la calle en la que se sitúa el establecimiento, la llamada calle Lobo, que así fue bautizada porque en ella residía un cazador de lobos. Actualmente, esta calle se denomina Echegaray. De este espacio cabe destacar la decoración en azulejería blanca y una amplia cristalera que permite ver el trabajo de los cocineros en los fogones. Willy Moya es el chef encargado de combinar platos castizos, desde bocatas de calamares hasta los churros de toda la vida, con cocina de autor más moderna y sofisticada.

Las habitaciones han sido totalmente ampliadas. De 72 que había en un primer momento se han reducido a 44. Con ello, los metros cuadrados por cada una de ellas se han ampliado para ofrecer un espacio mucho más cómodo y organizado. La decoración vintage con toques modernos le otorga carácter y personalidad a cada una de estas estancias. Hay que destacar que alguna que otra cuenta con un jacuzzi exterior, que permite bañarse observando las extensas vistas de la capital o el encanto de la noche madrileña.

El Gran Hotel Inglés se convierte así en un referente del turismo de lujo y comodidad en la capital, donde el pasado histórico convive con el toque de modernidad que solo el siglo XXI es capaz de otorgarle.

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