Nunca antes se había visto en televisión una serie que narrase con pelos y señales a un grupo mayoritario de jóvenes abiertos al cambio, conectados a las redes sociales, en paro o habiendo trabajado en doce empleos distintos con poco entusiasmo, que aún viven con sus padres a los 27 años, enfocados en alcanzar sus sueños y dedicarse a lo que verdaderamente les apasiona, mientras intentan sobrevivir en una sociedad que no parece estar hecha para ellos.
Lena Dunham, actriz, guionista y creadora de ‘Girls’, ha venido para quedarse, para ser la voz de su generación y con una enorme sonrisa, está dispuesta a quitarse la ropa sin complejos y a mostrar al mundo la cruda realidad. Y es que nadie antes había sido tan sincera.
Muchos han criticado a Dunham y a su polémica ‘Girls’, declarando que carece de talento e ingenio, que está sobrevalorada, que sus personajes son detestables y que la serie es incómoda en algunos aspectos. Pero ahí donde la vemos, ha ganado dos Globos de Oro, tiene ocho nominaciones a los premios Emmy de la televisión, ha sido la primera mujer galardonada por la Asociación Norteamericana de Directores y la cadena HBO renueva la serie temporada tras temporada debido a su irrefutable éxito. Entonces: ¿puede ser que el mundo ante el que Dunham se desnuda, esté perdiendo la cabeza?
‘Girls’ es fresca y divertida. Al igual que ‘Sexo en Nueva York’, muestra la vida de cuatro amigas con personalidades discordes, incluso variopintas, que intentan mediar con sus frustraciones. Pero las similitudes terminan ahí. Hannah, el personaje interpretado por Dunham, no tiene las facilidades de Carrie en ‘Sexo en Nueva York’, ni las candilejas, ni el glamour. Es mucho más joven, escribe como redactora, sí, pero no la pagan. Sus padres la mantienen hasta que un día deciden cortarle el grifo y una indignada Hannah, sin pelos en la lengua, responde:
“Podría haber sido una drogadicta. ¿Te das cuenta de cuánta suerte tienes?”
Al salir a la calle nada se asemeja a las películas. El éxito cuesta, el camino es complejo y desconcertante, los pasos torpes, imprecisos, el sexo resulta extraño, nada estilizado, sin ningún hilo musical de fondo que adorne la coreografía. ‘Girls’ no habla de la superación, el futuro no se vislumbra como una luz al final de un túnel. La Generación Y o Millennial es malcriada y vive al día, está acostumbrada a decir cosas como:
Y encima siempre le da a «Me gusta» en mi estado de facebook. Es un rollo tan raro y agresivo, en plan «Perdón por pasarte una E.T.S. pero me agrada tu presencia en la web».
Personajes egocéntricos y detestables, amados y odiados a la par, porque son reales y francos con el espectador. La propia Dunhan, que sufre un trastorno obsesivo-compulsivo afirma que «ella se interpreta a sí misma».
La serie goza de interpretaciones brillantes: Allison Williams, Jemima Kirke, Zosia Mamet, Lena Dunham, Adam Driver, Alex Karpovsky Andrew Rannells, se encargan de hacerte pasar un rato inolvidable. Pero eso sí, ‘Girls’ no es para todos los públicos, su brutal honestidad y aire Indie la definen.
Es curioso que abunden las escenas musicales en las cuales sus protagonistas, o bien se desmelenan hasta alcanzar los límites más bizarros, o muestran estados anímicos o les sirve para ocultar algo más profundo que les ridiculiza el doble, porque cada escena cuenta justo lo que pretende, ser sincera y cercana con humor. Una nueva forma de tomarse la vida con filosofía.
Deja una respuesta