Dicen de Gala, la enigmática esposa del genio surrealista Salvador Dalí, que devoraba un libro al día y a dos hombres por la noche. No necesariamente en este orden. Aparte de esta peculiar dieta, Dalí y Gala montaban fiestas y banquetes dignos de leyenda. “Todo lo que es comestible me exalta”, decía el pintor. Pero fue una cena de gala ofrecida por el sah de Irán para celebrar los 2.500 años del Imperio persa la que inspiró a Dalí para la publicación del libro ‘Les diners de Gala‘ en 1973.

“El divino Salvador Dalí concibió y materializó esta obra dedicada a Gala”

©Salvador Dalí. Fundació Gala-Salvador Dalí, Figueres, 2016

©Salvador Dalí. Fundació Gala-Salvador Dalí, Figueres, 2016

Sólo se publicaron mil ejemplares de los cuales hasta hoy se han salvado menos de la mitad, únicamente al alcance de los coleccionistas. Pero la editorial Taschen ya ha sacado a la venta la primera reedición desde entonces. 136 recetas en 12 capítulos según los tipos de platos. Por ejemplo, “Entre platos sodomizados” (carnes) o “Canibalismos otoñales” (huevos y crustáceos). Uno de los capítulos, “Me como a Gala”, está dedicado a los afrodisíacos. Gran parte de los platos, también con tintes surrealistas: congrio del sol naciente, los senos de Venus, los huevos de mil años.

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De entrada, las recetas se pueden preparar en casa pero tienen un grado de complejidad (y a veces surrealismo) bastante elevado y muchas veces ingredientes exóticos. Son platos de la vieja escuela, muchos preparados por algunos de los más conocidos chefs franceses de restaurantes de Paris con estrellas Michelin como Lasserre, La Tour d´Argent, Maxim´s, Le Train Bleu. Y para elevar el misterio, otros están confeccionados por un chef que ha preferido quedarse “en el más secreto anonimato”.

©Salvador Dalí. Fundació Gala-Salvador Dalí, Figueres, 2016

©Salvador Dalí. Fundació Gala-Salvador Dalí, Figueres, 2016

Las ilustraciones están hechas especialmente por Dalí. “El divino Salvador Dalí concibió y materializó esta obra dedicada a Gala”, consta en el libro. Si añadimos el hecho de que a los seis años Dalí ya había expresado su deseo de ser cocinero, el libro puede considerarse un sueño hecho realidad.

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No faltan las extravagantes reflexiones de Dalí acerca de la comida: “Nuestras mandíbulas constituyen la herramienta más eficaz del conocimiento filosófico” o “Sé perfectamente lo que como, no sé lo que hago.

La comida y el surrealismo son amantes perfectos: sexo y langostas, collage y canibalismo, el encuentro de un cisne y un cepillo de dientes en una pastelería, comentan de la editorial destacando que la espectacular obra es algo así como 3 en 1: obra de arte, recetario práctico y una experiencia multisensorial.

©Salvador Dalí. Fundació Gala-Salvador Dalí, Figueres, 2016

©Salvador Dalí. Fundació Gala-Salvador Dalí, Figueres, 2016