Cuando uno se va de vacaciones quiere desconectar de todo y con todo. En los tiempos de Internet, esto parece cada vez menos posible. La conexión a la red parece que llegar incluso a esos lugares apartados en los que parecía haberse detenido el tiempo. Esos lugares donde el descanso era posible al 100% y donde se encontraba la tranquilidad que, las generaciones anteriores a la explosión tecnológica, han conocido y podido disfrutar. Porque antes de Internet, la gente se iba de vacaciones sin necesidad de abrir un correo electónico, de estar operativo 24 horas 365 días al año, de estar enganchado a cualquier red social. Y el mundo, aunque parece inaudito, no se acababa.




En el país de los canguros y los koalas, parece ser que se busca, cada vez más, este tipo de descanso. Unas vacaciones de las de antes, sin conexión a la red. Desde la página de Eyre Way, un matrimonio australiano ofrece un hospedaje tan fuera del mundo que hasta sorprende. Desde la península de Eyre, situada en la Australia Meridional, dos tipos de cabaña pueden hacer más que agradable la estancia en un entorno que solo ofrece naturaleza y playa. Aunque el territorio australiano es un gran desierto en su mayoría, la costa resulta el lugar ideal para vida. Tal vez ese gran terreno árido fue lo que hizo desistir a portugueses y españoles de conquistar estas tierras en sus viajes a las Indias. Sin embargo, las bondades del clima oceánico que baña sus orillas ha permitido que ahora sean lugares de gran reclamo para olvidarse del ajetreado mundo globalizado en el que vivimos.




Las dos cabañas que permiten disfrutar de esa deseada desconexión a la red han sido bautizadas como Maldhi (cielo nocturno) y Yambara (lejos). En la primera, las maderas en tonos naturales y oscuros son las que predominan en la decoración interior. En la segunda, los tonos blancos y claros son los que ofrecen el contraste. En ambas, predomina el espacio pequeño pero bien aprovechado, sin elementos superfluos. Lo que se busca es pasar tiempo fuera de la estancia, en el exterior, recorriendo sus paisajes, paseando por la orilla del mar. Un tiempo siempre de calidad y fuera el alcance de las distracciones tecnológicas actuales.
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