Si hay algo que caracteriza sobre cualquier otra cosa al Festival de Cine de Sitges es su variedad. Cierto es que es un festival de cine fantástico y de terror, pero precisamente por eso la grandísima cantidad de películas que habita en sus secciones oficiales es de lo más versátil. Sitges casi siempre sorprende. Tanto en sus exhibiciones, como en sus palmarés. Y este año no ha sido menos. En la pasada edición gran parte del público salió espantado de las salas durante la proyección de “Holy Motors”, que luego fue ganadora. Este año el jurado del festival le daba su mayor reconocimiento a “Borgman”, película que fue olvidada en uno de los festivales más prestigiosos del mundo: Cannes.
Nunca llueve a gusto de todos, pero Sitges puede permitirse ciertos lujos. Y se los permite. Un claro ejemplo ha sido incluir en su programación películas como “The Demon’s Rook”: un complicado entramado de zombies, monstruos y diablos que despertó reacciones absolutamente desconcertantes entre la audiencia del festival y que, pasará a la historia por su … llamémoslo “difícil calificación”.
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Sin embargo, también Sitges es la cuna de grandes joyas: «Only lovers left alive» desmoronando todos los mitos sobre vampiros que pudieran quedar sobre la faz de la tierra, «Cheap Thrills» y su bárbara visión del capitalismo más exacerbado o la premiada en la categoría de mejor fotografía: «Only God forgives», cuya estética es ya historia y de la que hablaremos próximamente en Malatinta.
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Tan especial es Sitges, que el premio a mejor guión fue a parar a una película cuyo director ha reconocido que es, en gran parte, una improvisación de los propios actores. «Coherence» se llama esta película, y de coherente no tiene casi nada, pero aún así es BRILLANTE.
Menos suerte tuvieron otros ya veteranos como Neil Jordan y su «Byzantium», que queriendo escarbar de nuestras mentes viejos recuerdos de la estructura narrativa de “Entrevista con el Vampiro” se queda a medio camino entre lo aburrido y lo estéticamente bello. O “Dark Touch”, “The Colony” o “Contracted”, a pesar de su gracioso planteamiento: chica se convierte en zombie por mantener relaciones sexuales sin protección. Que no se diga que en Sitges no se ve de todo.
Hubo ciencia ficción, “The Machine”, “Europa Report” o “The Philosophers” son algunas de las más destacables. Y también hubo, como no, secuelas: “Insidious 2”, o “V/H/S 2” cuyo pasaje (casi exclusivamente este pasaje) de la secta es junto con la ya mencionada “Cheap Thrills” posiblemente lo más brutal que se ha visto por las pantallas de esta edición del festival. Dos tipos de brutalidades bastante distintas, pero las dos bastante agraciadas. Como agraciados fueron Navot Papushado y Aharon Keshales con el premio a la mejor dirección por “Big Bad Wolves”, una historia (común) detectivesca narrada de una manera un tanto especial.
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El espacio de Noves Visions estuvo patrocinado por «Gente en sitios» y “Escape from tomorrow” de la que ya hablamos la semana pasada en Malatinta
¡Pero no solo de películas vive Sitges! Y es que paralelamente a las proyecciones se celebraron masterclases, charlas, presentaciones de nuevos proyectos y hasta pases de series (novedad de esta edición) con presencia de algunos personajes protagonistas invitados. Con 46 ediciones a sus espaldas, el Festival de Sitges es ya un referente mundial en cuanto a festivales de cine fantástico y de terror. Sí, sí. ¡46 ediciones! Los 46 carteles estuvieron expuestos durante los días que duró el festival en el Palau Maricel de Sitges. Haced click AQUÍ y podréis ver la evolución de la cartelería durante todos estos años. ¡Y larga vida a Sitges!
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