Fotografías increíbles. Así se podrían calificar las piezas del artista sueco Erik Johansson. Lo que debería ser una carretera que cruza un verde pasto se convierte en una manta que arrastra un joven por el suelo. En otra foto, un camino que va recorriendo una joven en bicicleta se abre en dos como si de una cremallera se tratase. Incluso mejor, unas tijeras pueden cortar una casa por la mitad y todo el paisaje por el que pasa. Más que un fotógrafo, Erik reconoce que es un “retocador” de fotos, lo que le permite crear cualquier cosa que el espectador pueda imaginar.

 

La fotografía se convierte en el elemento más importante para Johansson. Cada paso del proceso de modificación de la pieza le permite controlar el resultado final de la obra. A este sueco nacido en 1985 en Götene, la vena artística le surgió siendo un niño. Su abuela era una pintura aficionada y Erik empezó a dibujar desde que era muy pequeño. Pronto, también los ordenadores y video juegos captarían su atención, lo que le permitiría desarrollar su imaginación  y soñar con otros mundos. Con quince años adquirió su primera cámara digital y esto, unido a su curiosidad con experimentar con los programas informáticos, le llevó a jugar con las fotos que tomaba y a crear cosas fuera de lo que el objetivo era capaz de captar.

[Fotografiando lo imposible]

Años después, la fotografía le empezó a interesar como profesión y decidió dedicarse a ello por completo.  Cada vez más, las ideas brotaban de su imaginación y tenía muchas ganas de llevarlas a la práctica. Después de sus primeras imágenes, diferentes agencias de publicidad se pusieron en contacto con él. El trabajo no paraba de llegar. Además de su grado en ingeniería informática realizó un master en diseño interactivo que le llevó a perfeccionar más sus fotografías.

Su trabajo pronto se difundió más allá de las fronteras suecas y empezó a recibir encargos de numerosas empresas europeas. Así, en 2012 decidió trasladar su residencia a un país más céntrico como Alemania. Clientes como Google, Adobe o Microsoft le han solicitado infinitud de trabajos y ha participado en diferentes conferencias sobre fotografía.

La inspiración de sus obras proviene de su temprano contacto con la naturaleza. Es por ello muy normal que los paisajes y los animales formen parte importante de sus fotografías. Muchos de los elementos que retrata y emplea para crear sus piezas provienen de lugares cercanos a su casa natal. Aunque lo único que necesita Erik para crear sus obras es su imaginación.

Muchos han calificado su trabajo como una fotografía tan irreal que parece imposible. La realidad es que parece bastante cercana al surrealismo y consigue hacer que el espectador quede fascinado a la vez que asombrado con un trabajo diferente y sorprendente.