Uno de los aspectos que más llama la atención de los Alpes italianos es la belleza de sus paisajes. Es lógico que muchos amantes de la vida del campo y de la montaña hayan decidido establecerse en sus inmediaciones. Una familia persa-italiana enseguida notó la conexión con el este magnífico lugar y decidió instalarse en Albino. Allí, adquirieron una villa del año 1968 y llamaron a la arquitecta Francesca Perani para que realizara la remodelación de la misma.

Un espacio de 25 metros cuadrados fue suficiente para que esta pareja convirtiera en casa de invitados el antiguo pórtico de la villa. Ante todo, querían que su casa también fuera el hogar provisional de familia y amigos que fuesen a pasar una temporada con ellos. Francesca Perani tuvo que concebir un espacio ínfimo en una verdadera casa, con todas las comodidades necesarias.
Partiendo de un espacio rectangular, cada rincón queda aprovechado al máximo. La entrada a la casa de invitados da directamente a una sala de estar cómoda, moderna y bien diseñada por Francesca Perani, que además se comunica con una pequeña cocina. Justo al lado, se sitúa un amplio baño con todos sus accesorios. La habitación principal se sitúa justa al otro extremo de la construcción.
El interior destaca por las líneas diagonales empleadas por Francesca Perani. Hay que recordar que esta arquitecta es muy fan de los espacios diferentes, llenos de diagonales que le aportan movimiento y complejidad. El uso de materiales baratos contribuye a esos juegos inacabables de entrantes y salientes que presentan sus creaciones. Además, el uso de la madera es una constante en los interiores. Si a ello le sumamos el gusto por los colores fuertes, como el azul persa empleado en esta construcción, el resultado es una casa de invitados nada convencional.
Ese mismo colorido y el gusto por las formas poco conservadoras se pueden observar en el exterior. Unos paneles metálicos en blanco contribuyen a minimizar la entrada del sol, a modo de pantallas solares. En muchos casos, recuerdan las celosías de las construcciones árabes, dando cierta privacidad al recinto. Con lo que Francesca Perani estaría fusionando tanto su estilo personal con el de la cultura iraní.
El resultado final es una casa de invitados viva, alegre, diferente y un tanto peculiar, que sólo la mano de Francesca Perani podía conducir de una forma tan sorprendente.
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