Empatía.

Seguro que alguna vez has escuchado esta palabra, pero…

¿Sabes lo que significa realmente?

Cuando hablamos de empatía, normalmente se entiende como una capacidad que implica saber ponerse en la piel o en los zapatos del otro. Sin embargo, la auténtica definición de empatía tiene que ver, no sólo con ponerse en los zapatos del otro, sino con la destreza para hacerlo sin perder los propios.

La empatía consiste en tratar de comprender qué puede estar pasándole a la persona que tienes delante para que actúe de una determinada manera, pero sin olvidarte de lo que tú sientes.

Cuando hablamos de empatía no sólo hablamos de comprensión y entendimiento, sino también de límites (aunque pudiera no parecerlo). Implica aprender a comprender a las demás personas, pero, una parte fundamental, consiste en diferenciar bien entre tú y el otro: para no mimetizarte u olvidar lo que tú quieres o necesitas.

Para ello, ayuda tomar conciencia de las propias emociones o necesidades, explorar tus sentimientos para darte cuenta de cómo te está afectando lo que el otro dice o hace, y por qué etc.

Es muy útil tratar de discernir si la situación en cuestión es algo susceptible de mejora que requiere de tu propio trabajo personal (porque tus emociones entran en juego), o si es mejor ponerte un chubasquero para abordar la situación ‘desde fuera’, y sobre todo, para que en la medida de lo posible, no te afecte en exceso.

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La empatía es una habilidad que es posible entrenar, si estamos dispuestos a escuchar no sólo nuestro corazón, sino el de los demás. ¿Pero cuántas veces ponemos esto en práctica en nuestro día a día?

¿Es posible entrenar nuestra empatía?

Requiere un trabajo personal aprender a comprender por qué las personas actúan como actúan, intentar entender de qué sentimientos nacen los actos de cada uno, y cómo se interrelacionan con los propios.

Poner en práctica la empatía es una tarea que adquiere complejidad a medida que interfiere con nuestras emociones o con nuestro mundo. O más aún, cuando roza o choca frontalmente contra alguna de nuestras heridas o miedos, momento en el que tendemos a perder toda noción de imparcialidad y olvidamos el significado de la palabra empatía.

Desde luego no es sencillo mirar o hablar, sin juzgar, los actos de las personas con las que compartimos trabajo, espacios o rincones emocionales, pero es importante recordar que todos cargamos una mochila a nuestras espaldas.

No debemos olvidar que todos tenemos una historia de vida detrás, y todos y cada uno de nosotros, hacemos las cosas lo mejor que sabemos o podemos en cada momento.

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