Granada es una de esas provincias que deja marcado al viajero desde el momento en que la pisa por primera vez. Las tribus ibéricas ya la habitaban desde tiempos remotos. Los fenicios pronto se instalaron en sus costas para fundar colonias comerciales como Almuñécar o Salobreña. Los romanos crearon un asentamiento en el valle del Darro, al que bautizaron como Eliberris. Pero, sin duda alguna, siempre que se piensa en Granada viene a la memoria la época de la ocupación de los pueblos musulmanes que, durante ocho siglos, dieron un esplendor cultural, económico e intelectual a estas tierras hasta la conquista de los Reyes Católicos.

Sus playas son conocidas como la Costa Tropical, donde la mayor parte del año luce el sol y se disfruta de una temperatura media de 20 grados centígrados. Ello permite una población turística abundante durante los meses de verano, siendo ésta junto con los cultivos tropicales de la zona la riqueza económica que sostiene la zona. En este paraíso vacacional se encuentra Salobreña, un municipio de preciosas casas blancas sobre un monte encumbrado por una fortaleza árabe del siglo XIII y en cuya costa ha sido levantada la espectacular Casa del Acantilado, por una familia que ha confiado en la arquitectura patria para edificarla.

Así, GilBartolomé Arquitectos es la firma española que ha llevado a cabo este ambicioso proyecto de construcción a un módico precio. Parece mentira que, después de una crisis generada por el boom inmobiliario, haya sido posible edificar una casa tan moderna, práctica y vanguardista como la llamada Casa del Acantilado y de forma económica.

El proyecto en sí ya era difícil de llevar a cabo por la situación del terreno donde se iba a edificar. La ladera sobre la cual se ha construido la casa tiene un desnivel de 42º de inclinación y el reto se ha podido superar gracias a la planificación de Pedro Gil y Jaime Bartolomé. La principal solución técnica  que tomaron para levantar el edificio fue excavar el interior dentro de la ladera del acantilado.  Ello le permite, entre otras cosas, tener mayor superficie de construcción, quedar protegida de los fuertes vientos que soplan durante el invierno, además de mantener una temperatura constante en el interior, alrededor de los 20 grados centígrados.

Los aproximadamente 2.400 metros de superficie que ocupa la vivienda están perfectamente distribuidos en varios niveles, aprovechando al máximo todo el espacio disponible. La planta superior acoge tres dormitorios y el baño. Los tres dormitorios tienen balcones acristalados con unas privilegiadas vistas al mar. La planta principal acoge la cocina, una amplia terraza y la piscina en voladizo y un impresionante salón a dos alturas donde se pueden reunir hasta 70 personas. Además, el mobiliario, realizado en resina y fibra de vidrio, está realizado a mano y le da un aire vanguardista y moderno muy acorde con el exterior.

Lo más impactante de esta Casa del Acantilado es su aspecto exterior. La forma de la casa y el techo, que adquiere un cuerpo ondulado, recuerda al movimiento de las olas del mar e incluso tiene vagas reminiscencias de las obras del genial Gaudí. El tejado en voladizo está cubierto por tejas de zinc, también realizadas a mano, y puede traer a la memoria el aspecto escamoso de los peces del mar o, como el propio diseñador ha manifestado, las escamas de la piel de un dragón.

Y, aunque la casa está construida en el interior del acantilado, la tecnología también está presente en su día a día. Por una parte, una cámara de aire ha sido dispuesta para regular la cantidad de aire que debe contener el interior de la vivienda y controlar el nivel de humedad que puede generarse al estar al lado del mar. Por otra, el tejado cuenta con una capa de aislamiento intermedia que sirve para mantener una buena temperatura en el interior de la casa. Con estas medidas, la vivienda no necesita sistema de calefacción o refrigeración en ningún momento del año.

La Casa del Acantilado resulta así un hogar para el disfrute de sus inquilinos, que permite un ahorro económico gracias a las soluciones técnicas y constructivas empleadas, cuyo aspecto permite mimetizarse con el entorno marino del lugar y con el espacio suficiente para pasar largas temporadas en ella.

Fotografía Jesús Granada

Descubriendo el arte urbano que envuelve Granada