El diseño de una vivienda es una de las labores más variable que uno se puede encontrar. Desde la situación de las habitaciones, la decoración de las mismas, hasta la disposición del baño y la cocina, son acciones que pueden desembocar en una y cien ideas diferentes. Pero si a eso le añadimos el diseño de un edificio de cinco plantas, las posibilidades se quintuplican.

Algo parecido es lo que ha llevado a Ryuichi Sasaki Architecture a elaborar un proyecto en Minato para erigir un edificio de cinco plantas con funciones muy diversas. Si partimos del principio que en Japón las calles de muchas ciudades son pequeñas, debido a la gran demanda de terreno y la sobrepoblación que habita la isla, podemos pensar que el espacio inicial de construcción va a ser pequeño. Por este motivo, para aprovechar al máximo los metros cuadrados disponibles el diseño del interior se articula para poder ofrecer más de lo que a simple vista se ve.

Así, el edificio de Ryuichi Sasaki Architecture se articula en una planta baja, donde se sitúa un restaurante, tres plantas destinadas a vivienda y una última planta que alberga una oficina. Cada una de las plantas destinada a vivienda ofrece un piso de una habitación, un salón abierto a la cocina y el baño. Todo el edificio se levanta en concreto visto. En el interior, se utilizan los juegos de colores para ganar espacio visual, mezclando paredes blancas con otras en concreto visto. Aunque lo más llamativo son los grandes ventanales que se distribuyen por cada una de las viviendas. Con ello, se busca la luz natural solar que favorezca esos juegos de luces y de ampliación de los espacios.

La planta superior, destinada a oficina, consta de amplias claraboyas que permiten ganar luz al interior y hacer el trabajo sobre el ordenador más llevadero. Hay que destacar que esta zona consta de una salida al exterior, en forma de terraza que permite tomar el aire o fumar al exterior sin tener que salir a la calle.

Así, este edificio en Minato de Ryuichi Sasaki Architecture se convierte en un ejemplo de arquitectura de conjunto, donde conviven los espacios de trabajo con los espacios de vivienda de manera que no se mezclan entre sí. Algo así como juntos pero no revueltos. El diseño se vuelve así multidisciplinar, permitiendo estar al servicio tanto de lo profesional como de lo personal, sin declinarse a favor o en contra de los dos. Un equilibrio que permite desarrollar todas las facetas de la vida cotidiana sin renunciar a la belleza de un buen diseño.