Hace diez días tuvo lugar la inauguración de tres nuevas salas del Museo Nacional de Escocia dedicadas a Egipto, Asia Oriental y la cerámica. Estas salas son parte del proceso de restauración y remodelación del edificio que ha durado unos 15 años. La obra realizada ha supuesto un gasto que asciende a los 91 millones de euros. Sin embargo, hay que matizar, que el edificio llevaba 70 años sin ser sometido a ningún tipo de reforma ni al cambio de piezas en las salas de exposición.

Se puede decir que este edificio es una joya arquitectónica. Fue diseñado por Francis Fowke a mediados del siglo XIX para albergar el Museo Real y las colecciones del Museo de Antigüedades de Escocia. Su estética recuerda a los edificios de la arquitectura del hierro y el cristal, como el Crystal Palace de Londres o el Palacio de Cristal de Madrid, unas obras pioneras y vanguardistas que sorprendieron por su belleza y esbeltez. Durante los últimos años del siglo XX y primeros del XIX, la directiva del museo decidió poner un poco de orden a aquella amalgama de colecciones que tenía en el interior tanto del museo como de los almacenes y reorientar la línea que debía seguir el museo. En un primer momento, el edificio debía ser un museo del mundo para Escocia, un lugar donde conocer el mundo sin salir del lugar.

Cuando comenzaron las obras de remodelación del Museo Nacional de Escocia se dieron cuenta que el edificio en sí era más grande que las colecciones que custodiaba en su interior.  Esto sirvió aún más de detonante para recuperar y dar a conocer obras que albergaban en los almacenes. Con este nuevo enfoque, la labor de investigadores y conservadores aumentaba y las nuevas ideas para adaptarse a los nuevos tiempos y exigencias del público han contribuido a darle una mayor vida a la institución. La llegada de exposiciones itinerantes  o la incorporación de pantallas táctiles y nuevas tecnologías a esas salas sobrantes han enriquecido el legado del museo y lo han hecho mucho más cercano y accesible al público. Y para demostrar que esta remodelación ha surtido efecto sólo hay que mirar las cifras de visitantes del último año para darse cuenta que ha triplicado la afluencia con respecto a años anteriores.

La remodelación exterior y de las zonas un tanto más modernas ha sido llevada a cabo por Benson & Forsyth. La controversia surgió por el diseño llevado a cabo. El edificio resultaba una mezcla entre el edificio decimonónico y los antiguos castillos escoceses, torre incluida. Benson & Forsyth habían recurrido al pasado histórico del lugar para seguir una línea arquitectónica local en lugar de optar por un diseño más estético y acorde con el edificio principal. Sin embargo, la mezcla de estilos ha contribuido a darle un sentido más profundo en cuanto a la idea de “museo del mundo” dentro de la realidad local.

Lo que sí ha sido un absoluto acierto es la recuperación de las colecciones que estaban almacenadas en los fondos del museo. El Museo Nacional de Escocia  es la única institución que alberga un bloque de caliza de la Gran Pirámide de Guiza, o un sarcófago doble egipcio para enterramiento gemelar o una fascinante armadura samurái del siglo XVIII que sorprende con su colorido y brocados. Otro tanto se debe marcar la sala de la cerámica con vasijas para beber de diferentes épocas, donde destaca la jarra rompecabezas utilizada en juegos para beber.

Una remodelación lenta y costosa pero que merece la pena ser visitada si viajan por Escocia.