Durante el siglo XIX todo lo tildado de «exótico» provenía de Oriente. Incluso los cuentos populares contaban hazañas de héroes en tierras lejanas como la India, Arabia o el Lejano Oriente y recogían descripciones y relatos de lugares, paisajes, animales, flora, vestidos, alhajas, riquezas, alimentos… que nada tenían que ver con el mundo decimonónico de las ciudades que emergían en Europa occidental. Sin embargo, a veces esos cuentos pueden llegar a convertirse en realidad bajo un marco inigualable como la India y un proyecto constructivo novedoso para esas tierras.

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El arquitecto Ajay Sonar ha tenido la brillante idea de construir una casa en un lugar idílico. Bajo un marco inconfundible de naturaleza en estado puro, la construcción se alza cerca del lago Gangapur y cuenta con un formidable telón de fondo enmarcado por la cadena montañosa Sahydri. La influencia de Mies van der Rohe es patente en la incorporación del proyecto dentro de un escenario natural del que es partícipe en cada metro cuadrado que ocupa sobra la superficie del terreno.

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Las amplias cristaleras que se emplean permiten una comunicación directa con el espacio exterior, donde las estaciones del año y las variaciones climáticas pueden ser observadas en todo su esplendor. El espacio creado resulta así fluido y el diseño permite hacer partícipe al inquilino del exterior y a la naturaleza que lo rodea del interior de la construcción.

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La casa se concibe como un paralelepípedo con una estructura sólida de hormigón armado que se camufla con el terreno en el que se instala. Además, el saledizo que forma en la parte superior crea una especie de transición hacia el exterior para situar la piscina que comunica plenamente con el exterior. Por otra parte, el empleo del hormigón da la sensación de pesadez en la planta superior, pero al observarlo desde el frente y con el empleo de delgadas columnas de sujeción en el interior da una idea de ligereza y amplitud espacial.

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Y esa ligereza espacial sigue a pies juntillas el principio de mantener la pureza del espacio que se persigue con este proyecto y que queda totalmente materializada con el empleo de tres materiales en su construcción. Los colores naturales del exterior unifican este conjunto con su lugar de ubicación, creando un equilibrio y una sintonía muy armónica al percibirlo como una unidad.

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El resultado es un espacio minimalista donde los materiales participan del entorno que los rodea y la naturaleza juega un papel destacado al hacer partícipe a sus habitantes de su paisaje, su fauna, su flora y del agua que lo integran.

 

Fotos Hemant Patil