La fugacidad de la vida es uno de las constantes que acompaña al sentido de la vida desde que nacemos. Llegamos a este mundo para algún día morir. Una de las frases que más se utilizaba para recordar este pequeño detalle que pasaba inadvertido para muchos mortales victoriosos era la célebre “memento mori”. Recuerda siempre que eres mortal, que no eres un dios y que no eres invencible ni eterno. Con ello se intentaba que el sentido de la humildad predominase sobre la soberbia, un mensaje que en el Imperio Romano tenía un profundo significado y donde quedaba claro que la vanidad terminaba cuando la parca llegaba para conducir al descanso eterno.
La vanidad no es el eje central del artículo de hoy, pero sí lo es la fugacidad de la vida. Una artista francesa, Juliette Clovis, ha dejado claro que la muerte es una constante que nos atañe a todos, pero ligado a una reflexión mucho más profunda y que tiene que ver con el don de la creatividad y la figura femenina.
La representación de la mujer ha sido uno de los temas más abordados a lo largo de la historia del arte. Para Juliette, el papel que ha desarrollado a lo largo de la historia y en la sociedad contemporánea es el tema recurrente en muchas de sus obras. Desde la figuración de seres híbridos, sacados de la mitología, de la historia o de las leyendas y tradiciones más antiguas, hasta figuras de carne y hueso que viven en el imaginario popular, todas ellas tienen una influencia intensa y predominante en sus cerámicas.
Pero sus imágenes van un paso más allá. Sus cuerpos femeninos aparecen invadidos por elementos de la flora, una profusión floral que remiten a los sonidos, aromas, visiones y sensaciones de los bosques más profundos, la jungla más salvaje, la pradera más liviana. Incluso cualquier elemento de la fauna es susceptible de cobrar vida sobre la feminidad representada. Todo ello lleva a preguntarse sobre el equilibrio que puede existir entre la naturaleza y la figura femenina, sus más profundas conexiones sobre el poder creador de la vida que ambas protagonistas comparten, pero también sobre el poder de la muerte a la que ninguna escapa.
El diálogo que se establece resulta profundo y cautivador. La creación es el tema primordial que subyace en sus esculturas pero con una visión que aporta un toque contemporáneo a sus obras. A la tradición aprendida en los talleres artesanales de Limoges, donde la porcelana no ha perdido seguidores, se une una temática abordada desde una perspectiva más acorde con los tiempos modernos y sin perder el hilo de la historia que la precede.
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