Todos recordamos de la década de los 80 míticas películas como Los Cazafantasmas, Indiana Jones o la magistral Regreso al futuro. Pero lo cierto es que por estos años, la idea de que un cómic trasladado a la pantalla pudiera dar un taquillazo de los buenos, era bastante improbable. Los elevadísimos presupuestos, los personajes con un fondo y una historia pasada totalmente desconocidos para parte de los espectadores, la falta de imaginación a la hora de pasar de viñeta a fotograma o mismamente la escasez de tecnología, consiguieron que todos los intentos por llevar al cine a alguno de los más famosos superhéroes hubieran fracasado en su mayor parte desde el Superman de Richar Donner en el año 1978.
Pero tuvo que ser justo en ese momento, cuando la oscuridad se cernía sobre las maravillosas páginas del mundo del cómic, cuando Tim Burton decidió coger las riendas y volver a reconstruir las viñetas de uno de los superhéroes más amados de la historia, para llevarle a la gran pantalla. No es ninguna sorpresa que Tim Burton ya había demostrado por aquel entonces su capacidad para homogeneizar el lado más oscuro y el más adorable de las cosas, y tampoco es sorpresa que escogiese a Batman como estandarte para comenzar esta hazaña de adaptar un cómic a la gran pantalla; una hazaña que duró tres películas que nos dieron momentos memorables, y sin duda uno de los villanos más memorables de la historia del cine: el Joker de Jack Nicholson, para una servidora a la altura del mismísimo Hannibal Lecter de Anthony Hopckins, ambos en registros bien distintos, por lo evidente. (Todos los respetos al Joker de Heath Ledger, por cierto)
El Batman del oscuro Tim Burton es, curiosamente, el Batman menos oscuro que nos ha dado el cine. Tuvo que llegar Nolan años después para que viéramos lo que realmente pueden hacer dos directores con mundos interiores tan opuestos, por un mismo personaje. Pero sin ningún atisbo de duda, el Batman de Burton abrió las puertas de la taquilla para posteriores sagas que a día de hoy siguen haciendo de oro a las grandes multinacionales.
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Lo que quizás no sepas es…
Que Tim Burton nunca leyó un cómic de Batman, ni ningún cómic en general. Quizá este es el hecho que hace que la película sea tan distante a su versión papel.
Que Warner tuvo bastante miedo de la reacción del público ante la película, así que hizo un tráiler extendido de 90 segundos que recibió una espectacular ovación al ser exhibido por primera vez. Este tráiler consiguió que la gente fuese al cine, obviamente pagando una entrada, únicamente para ver el tráiler. (Como el Youtube de toda la vida, vamos … )
Que David Bowie fue considerado para el papel del Joker. Nada en contra de Bowie. Pero que cante, mejor.
Que en el primer guión aparecía Robin, y Eddie Murphy y Kiefer Sutherland fueron considerados para el papel.
Que Warner Bros. recibió más de 50.000 quejas por la elección de Michael Keaton para el papel de Batman. ¿Habrán empezado ya a contabilizar las que recibirán por la elección de Ben Affleck?
Que se grabó una escena (eliminada en el corte final) a petición de Michael Keaton, que decía que rodar una escena de transición de Bruce a Batman le ayudaría a entender mejor el personaje. Tim Burton lo llamó “el Bat-Trance”.
Que Tim Burton escribió personalmente la nota que le deja Joker a Vicky Vale en el restaurante.
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Si hay algo de moda en las películas de superhéroes, y que se aprecia a la fuerza al ver una tras otra, es el empeño (a veces excesivo) por mostrar el gran pasado y la moralidad, corrupta o no, de los superhéroes en cuestión. Mientras que la gran mayoría intenta que el espectador se sienta identificado con el Superman, el Capitán América o el Batman de turno, Tim Burton se llevaba en los 80 la pelota a su tejado, haciendo lo que mejor sabía hacer: convertir cualquier situación en una fiesta de disfraces, una feria de surrealismo donde todo tiene cabida y donde la música (siempre Danny Elfman) tiene un papel protagonista.
Claro, que Warner no eligió precisamente a Danny Elfman para la versión musical más comercial de la película…
Mitiquismo, brilli-brilli, culos y Prince bailoteando: si es que los 80 fueron maravillosos, luego dicen…
¡Larga vida a Batman y al Batdance!
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