Una de las noticias que ha causado sensación durante las últimas semanas es la del científico de la Universidad de Harvard, Abraham Loeb,  quien asegura que un oumuamua estaría viajando por nuestro sistema solar. Se trataría de los restos de parte de una nave espacial que estaría explorando, tal vez, esta parte de la galaxia. Cierto o no, lo que ha causado un revuelo en la comunidad científica es la posición un tanto sensacionalista en las declaraciones de su colega. Lo que sí es cierto es que no conocemos al 100% lo que hay más allá del cielo estrellado que cubre con su manto la vida en nuestro planeta. Y si no lo conocemos en su totalidad no estamos seguros de sí lo que dice Loeb puede o no ser verdad.

La mayoría de los seres humanos nos hemos sentido fascinados por los secretos del cielo y del Universo. Una mirada al cielo nocturno, salpicado de infinitas estrellas que brillan como si de una danza sincronizada se tratase, basta para hacernos comprender lo diminutos, insignificantes y frágiles que somos ante la magnitud del exterior. Su belleza es tan inmensa como la extensión que abarca. Por ello, no es raro que un artista como Oliver Jeffers haya sido capaz de convertir los enigmas del cielo en su temática predilecta para sus obras.

Nacido en Belfast, Oliver Jeffers empezó a pintar siendo todavía un niño. Sintió que la pintura iba a convertirse en su medio de trabajo así como en la manera de expresarse en la vida cotidiana. Pero también sentía fascinación por el cielo y el Universo. Sin embargo y a pesar de haber sido ilustrador para libros infantiles no sintió una necesidad más profunda de contar las historias del “mundo” hasta que no se convirtió en padre. Ese acontecimiento le hizo sentir que debía transmitir a esa nueva persona que ocupaba su vida todo el conocimiento que tenía sobre el “mundo”. Así comenzó una serie de trabajos donde las estrellas, los planetas, los astronautas y el Cosmos se convirtieron en el centro de su obra.

Las pinturas de Oliver Jeffers adquieren un matiz de adaptadas a todos los públicos, ya que van dirigidas tanto a niños como adultos. La manera de abordarlas es como si de un juego se tratase. Un juego donde hay que averiguar los secretos que se esconden en las figuras, estrellas y elementos de la naturaleza que en las pinturas aparecen. Todos forman parte del Universo donde vivimos y cada uno de esos elementos adquiere su propio valor dentro de su obra.

El mensaje de las obras de Oliver Jeffers es claro: las estrellas, como parte del Universo, señalan el camino, nos guían en la oscuridad, nos acompañan en nuestro recorrido, bañan el cielo del mundo en el que vivimos, son la luz de guía cuando estamos perdidos. Esas estrellas nos indican que formamos parte de algo mucho mayor, de un Universo en continuo cambio, en continua expansión, en continuo movimiento. Y como parte de él debemos estar preparados para bailar al son que él nos indique.