El hijo pródigo del surf, el skate ha conseguido propagarse como la pólvora y que la cultura (ya no tan underground) skater sea más que reconocida. Pero si tenemos que echar la vista atrás, todo comenzó con el surf. Si bien el origen del arte de cabalgar las olas es un misterio, en Perú existen tallas de piedra prehistóricas de más de cinco mil años que muestran surfistas. Sin embargo, Hawai se toma como punto de partida para los amantes de este deporte.
Fue en el sur de California, donde se desencadenó su popularidad y la evolución en el diseño de las tablas. A comienzos de 1948, como sustituto en tierra de la tabla surgió el skate, simplemente usando las ruedas de unos patines.
Desde sus inicios el skate ha estado muy unido al arte callejero. Ya desde los 50 los skatear customizaban sus tablas en piezas de arte únicas. Muchos de los que disfrutan de este deporte estaban y están muy unidos al gráffiti. Muchos de ellos se hicieron famosos tanto por su habilidad como por sus diseños.
Surfer-artistas empezaron a hacer piezas con nuevos materiales, y pronto los skaters comenzaron a ganar aceptación en la escena del arte de vanguardia. Arte y diseño, como no podía ser de otra manera, siguen revolucionado este pequeño-gran mundo.
En estos momentos hay mucha gente haciendo diseños increíbles a años luz de los monopatines que todos tuvimos de pequeños. Eestá claro, que esta customización sigue viniendo de la mano de artistas jóvenes con mucho que mostrar. El diseñador e ilustrador gráfico Mander (= Martin Anderr), nuestro colaborador en #MalatintaArtFestival, HUGU, o el grupo de artistas Semester Skateboards son algunos de los ejemplos de el talento de este increíble mundillo.
Y es que seas amante del skate o no tanto, existen tablas realmente únicas y tan personalizadas que hacen que sea casi imposibles resistirse. La marca Arbor realiza diferentes colaboraciones con diversos artistas e ilustradores en las que las tablas se vuelven auténticas obras de arte.
Dicen que uno se siente más libre cuando siente la velocidad y el viento contra la cara. No se tú, pero a mi ya me han conquistado.
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